La Palabra del día 30 de marzo del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:01 pm
auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? (Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando) Entonces Jesús dijo: Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. Una muchedumbre de judíos se entero de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.REFLEXIÓN.
Jesús en esta Semana Santa desea nuestra cercanía y el derroche de nuestra gratitud por todo lo que hace por nosotros.
1. El valor de la amistad. El Señor antes de enfrentarse a su dolorosa pasión, visita a sus amigos que lo acogen con todo el cariño y la atención posibles. Le ofrecen una cena, que es signo de comunión de vida. María en un acto extremo de hospitalidad y acogida, derrocha un perfume costoso en sus pies, y los seca con sus cabellos. Todo lo que en casa de sus amigos recibe le conforta y le ánima como hombre para enfrentar sus sufrimientos. A continuación él mismo ofrecerá a sus amigos una cena, la última, donde también les lavará los pies, les dará sus más sublimes enseñanzas y sobre todo se les entregará a sí mismo.
2. El amigo que viene hoy. Seis días antes de que celebremos el triunfo del Señor sobre la muerte, como a sus amigos de Betania, viene también hoy a ti y a mí. Él espera que compartamos con él la Cena Eucarística que nos preparó, que en ella pongamos nuestra vida, nuestro corazón y todo nuestro ser. Espera que perfumemos sus pies con buenos espacios de oración, de arrepentimiento, de gratitud y de buenos propósitos.
- Que en cada uno de estos días Santos, no seamos fríos espectadores de la pasión del Señor, sino que lo acompañemos contemplando con gratitud y recogimiento en los momentos más difíciles de su sacrificio.
ISAÍAS 42,1-7.
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamara, no voceará por las calle. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Así dice el Señor Dios, que creo y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que lo habita y el aliento a los que se mueven en ella. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.
SALMO 26.
El señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado. R. El Señor es li luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿Quién Me hará temblar?. R. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R. Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. R
Fray Luis Galindo,O.P.