La Palabra del día 29 de diciembre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:40 pm
para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones." Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."Reflexión. La Familia de Nazaret es fiel a la Ley de Dios. Jesús como hombre aprendió de sus padres la obediencia a su Padre Dios.
1. Presentación. La Ley mandaba que todo primogénito sea consagrado, en memoria de la liberación de Egipto. Dios había librado de la muerte a los primogénitos hebreos, mientras que los egipcios murieron en la última plaga. Por ello los judíos debían separar los primogénitos para el Señor. Los padres de Jesús cumplen con éste mandato.
2. Simeón. Éste hombre justo personifica al AT. El Espíritu Santo lo conduce con precisión al encuentro con Jesús en el Templo. Ese momento dará sentido completo a su existencia. Ahora su vida cobra pleno sentido y no hay ya nada que esperar. Dios es fiel a sus promesas. Nos recuerdan al encuentro de Jacob con su hijo José en Egipto.
3. Luz. En su cántico Simeón proclama a Jesús “Luz para iluminar a todas las naciones”. Él es la luz que ilumina a todo ser humano, él es la revelación del rostro de Dios y del del hombre. Jesús mismo se manifestará posteriormente como Luz, para quien le reciba no camine en tinieblas. El cristiano por su parte tiene que vivir como hijo de la luz.
4. Espada. María tuvo el privilegio de recibir al Hijo de Dios en su seno, darle a luz, criarle, y enseñarle todo lo que una madre enseña a un hijo. Pero, a la vez, cargaría su cruz y vivir su calvario. La espada que le atravesó el alma es la pasión de su Hijo, pero es también toda traición, abandono e indiferencia de todos los discípulos de su Hijo.
- Presentémonos a Dios como ofrenda, para recibir a quien es Luz de las naciones y ser portadores de su Luz a los demás. Ten un feliz día.
1 Juan 2,3-11. Queridos hermanos: En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo le conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -lo cual es verdadero en él y en vosotros-, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Salmo 95. Alégrese el cielo, goce la tierra. Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre. R. Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R. El Señor ha hecho el cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo. R.
Fray Luis Galindo,O.P.