La Palabra del día 27 de enero del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:27:51 pm
El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.REFLEXIÓN.
Jesús es buscado por su familia biológica, en el texto, sin negarla, ensancha los miembros de su familia.
1. Lo mandaron llamar. No sabemos los motivos por los que su familia le busca, podemos suponer que se trata de una preocupación por él, sus enseñanzas y acciones desde que salió de casa daban mucho de que hablar a la gente. O simplemente es la necesidad natural de buscar a un miembro que ha salido del hogar. En todo caso, la ocasión es reveladora.
2. Éstos son mi madre y mis hermanos. El Hijo de Dios vino al mundo en una familia natural, excepto su concepción. Pero, aquí abre a todos la posibilidad de ser sus parientes. Toda persona que crea en él y busque la voluntad de Dios es su familia. María, su madre, antes de ser su madre biológica, cumplió como nadie la voluntad de Dios.
- Demos gracias a Dios por haber hecho de nosotros parientes de Jesús su Hijo, pidámosle que nos ayude a serlo de verdad, buscando cumplir su voluntad. Ten un feliz día.
HEBREOS 10,1-10. Hermanos: La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras ano, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos. Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia. Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados ano tras año. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."" Primero dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la ley. Después añade: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad." Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
SALMO: 39. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: "Aquí estoy". R. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R. No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R.
Fray Luis Galindo,O.P.