Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:20 pm

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!"

Reflexión. Jesús termina con sus siete reproches a los escribas y fariseos de su tiempo y de siempre. Estos reproches, son actitudes contrarias a las bienaventuranzas.
1. Pura exterioridad. El Señor critica una religión de pura exterioridad. Para los judíos, el contacto con un sepulcro hacía impuro, por el cadáver que contenía, por eso, los blanqueaban con cal, para no toparse con ellos. Jesús compara con esos sepulcros a los que practican una fe de apariencia, por fuera todo parece bonito, son cumplidores y piadosos, pero en su interior hay todo tipo maldad.
2. Honra a los profetas. Los interlocutores de Jesús eran devotos los profetas, los honraban con lujosos mausoleos. Pero aquellos profetas, como Jesús, denunciaron la hipocresía, traducida por idolatría, sincretismo, falta de confianza en Dios, injusticia social, etc.; y por esta denuncia fueron martirizados. Ahora los descendientes del mismo pueblo no acogen al Profeta por excelencia y le llevarán también a la muerte.
- Las palabras de Jesús son también para nosotros, si nuestra fe sólo queda en lo exterior y en la apariencia. Dios espera que le agrademos a través de la práctica de la sinceridad, del amor verdadero y del servicio. Ten un feliz día.

1Tesalonicenses 2,9-13. Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animándoos con tono suave y enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria. Ésta es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.

Salmo 138. Señor, tú me sondeas y me conoces. ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R. Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha. R. Si digo: "Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí", ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día. R.

Fray Luis Galindo,O.P.

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