La Palabra del día 25 de setiembre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:26 pm
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: El Mesías de Dios. Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.Reflexión. Los creyentes tienen que tener un conocimiento personal de Jesús su Señor.
1. Jesús orante. San Lucas presenta a Jesús siempre en oración, especialmente en los momentos más importantes de su vida: en el templo, en su Bautismo, al inicio de su misión, al elegir a los Doce, en el texto de hoy, en la transfiguración, en el huerto de los olivos, al perdonar a sus verdugos y en su último suspiro. El revelar su identidad a sus discípulos es un momento muy importante, por ello el Señor ora antes tener ese diálogo.
2. Jesús Mesías de Dios. La vida y enseñanzas extraordinarias de Jesús, llevan a quienes le ven y escuchan a tener diversas opiniones sobre él: es Juan Bautista, es Elías y es tal vez un profeta resucitado. Pero la opinión más importante es la que tienen que dar los Apóstoles. Lo que han experimentado de la convivencia con él, les ha llevado a un conocimiento profundo de su identidad, le reconocen como Mesías de Dios.
3. Jesús Mesías sufriente. Jesús prohíbe a sus discípulos decir a la gente que es el Mesías, porque en ese momento se esperaba un Mesías rey, sacerdote, doctor, guerrero y juez. Sin embargo, nadie se esperaba un Mesías siervo sufriente, humillado, herido y molido por el pecado y las culpas de su pueblo, como lo anuncia Isaías 52,13-53,12. Jesús justamente pasará por la pasión y la muerte humillante, pero resucitará triunfante de la muerte.
- Junto con Pedro, también hoy nosotros, confesamos a Jesucristo como nuestro Señor, Mesías de Dios que entregó su vida, para que tengamos vida eterna. Ten un feliz día.
Ageo 2,15b-2,9. El año segundo del reinado de Darío, el día veintiuno del séptimo mes, vino la palabra del Señor por medio del profeta Ageo: "Di a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: "¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel -oráculo del Señor-; ¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero -oráculo del Señor-, a la obra, que yo estoy con vosotros -oráculo del Señor de los ejércitos-. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de gloria este templo -dice el Señor de los ejércitos-. Mía es la plata y mío es el oro -dice el Señor de los ejércitos-. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero -dice le Señor de los ejércitos-; y en este sitio daré la paz -oráculo del Señor de los ejércitos-.""
Salmo 42. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío.
Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado. R. Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué me rechazas?, ¿por qué voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo? R. Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R. Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R.
Fray Luis Galindo,O.P.