La Palabra del día 25 de mayo del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:08 pm
” Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: “Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme.” A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!” Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: “Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.” Ellos se espantaron y comentaban: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?” Jesús se les quedó mirando y les dijo: “Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.”Reflexión. El evangelio de hoy trata del anhelo de vida eterna que hay en todo ser humano y de uno de los peligros que le pueden apartar del fin más importante de su vida.
1. Se le acercó uno. El que se acerca a Jesús, es una buena persona, no es superficial, además de su riqueza intuye que hay algo más grande y más pleno. Es una persona religiosa, cumple los mandamientos y anhela la vida eterna.
2. Jesús. Centro del relato. El que se le acercó vio en él alguien especial, le llama “Maestro bueno”, espera una respuesta a su anhelo. Después de direccionarle a los mandamientos, el Señor le invita a vender todo y seguirle a continuación.
3. Peligro. La persona que se acercó a Jesús, rechazó su propuesta porque estaba apegado a su riqueza, ésta había absorbido su libertad y se había convertido en su ídolo. Los bienes materiales pueden impedir la salvación, pero la gracia y el poder de Dios pueden ayudar al hombre a ser desprendido y generoso.
- Jesucristo nos renueva hoy su invitación a seguirle. Que los bienes materiales, los placeres, el buen nombre y nada, ni nadie nos impida responderle afirmativamente. Ten un feliz día.
Primera lectura: Eclesiástico 17,20-28. A los que se arrepienten Dios los deja volver y reanima a los que pierden la paciencia. Vuelve al Señor, abandona el pecado, suplica en su presencia y disminuye tus faltas; retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia y detesta de corazón la idolatría. En el Abismo, ¿quién alaba al Señor, como los vivos, que le dan gracias? El muerto, como si no existiera, deja de alabarlo, el que está vivo y sano alaba al Señor. ¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que vuelven a él!
Salmo 31. Alegraos, justos, y gozad con el Señor. Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R. Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: "Confesaré al Señor mi culpa", y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R. Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia: la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará. R. Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. R.
Fray Luis Galindo,O.P