La Palabra del día 25 de agosto del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:20 pm
¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera."Reflexión. El Señor nos pone en guardia de la hipocresía, con dos ¡Ay! contra los letrados y fariseos.
1. Atención a lo pequeño y descuido de lo importante. Aquí el dicho: “cuelas el mosquito, pero te comes el elefante”. Los escribas y fariseos eran minuciosos al observar la Ley hasta en sus mínimos detalles, pero descuidaban lo más importante que era la práctica de la justicia y la misericordia. A veces, a los demás, los juzgamos y condenamos por pequeñas cosas, mientras nosotros hacemos peores cosas.
2. Limpieza exterior y podredumbre interior. El segundo ¡ay!, expresa el rasgo más preciso de la hipocresía. Los cumplidores de la ley se preocupaban sólo de la presentación exterior de sus vidas, no de la interior, de donde debían salir la honestidad, la bondad, la sinceridad, etc. Externamente podemos mostramos buenos, generosos, etc. para dar buena impresión; pero en realidad somos orgullosos, soberbios, etc.
- El discípulo verdadero de Jesús es sincero, justo, compasivo, recto; es una persona sin doblez. Ten un feliz día.
1 Tesalonicenses 2,1-8. Sabéis muy bien, hermanos, que nuestra visita no fue inútil. A pesar de los sufrimientos e injurias padecidos en Filipos, que ya conocéis, tuvimos valor -apoyados en nuestro Dios- para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que Dios nos ha aprobado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos, no para contentar a los hombres, sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones.Como bien sabéis, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado autoritariamente; por el contrario, os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Salmo 138. Señor, tú me sondeas y me conoces. Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco. R.
Fray Luis Galindo,O.P.