La Palabra del día 21 de agosto del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:20 pm
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.”Reflexión. El motor de la vida y del actuar del cristiano es el amor.
1. Multitud de mandamientos. En tiempo de Jesús, los maestros de la ley habían multiplicado los mandamientos al extremo, habían llegado a formular en total eran 613, de los cuales 365 eran negativos y 248 positivos. Cada día del año tenía un mandamiento negativo. Naturalmente este casuismo se hizo una carga insoportable para el pueblo. En medio de esta montaña de mandamientos, los maestros de la ley discutían cuáles serían los más importantes. Tiene sentido entonces la pregunta del experto de la ley a Jesús.
2. El amor. Los mandamientos eran medios para que el creyente conozca y viva según la voluntad de Dios. Una buena síntesis de ellos era el Decálogo con sus dos tablas: la que regula la relación con Dios, los tres primeros; y la que regula la relación con el prójimo, los siete restantes mandamientos. Jesús sintetiza las dos tablas en una palabra: amor. El amor tiene dos dimensiones: vertical a Dios y horizontal al prójimo.
- Si queremos conocer la voluntad de Dios, ya lo sabemos, es el amor. Él desea estar en el primer lugar en nuestras vidas y quiere que sus hijos, nuestros prójimos, sean amados como él los ama y como él nos ama. Ten un feliz día.
Ruth 1,1.3-6.14b-16.22. En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab. Elimelec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero, al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí. Noemí le dijo: "Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella." Pero Rut contestó: "No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios." Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.
Salmo 145. Alaba, alma mía, al Señor. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él. R. Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R. El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos. R. Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
Fray Luis Galindo,O.P.