La Palabra del día 20 de noviembre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:34 pm
pero vosotros la habéis convertido en una cueva de bandidos”. Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.Reflexión. Dios está en todas partes, por ello, todo lugar es apto para hablar con él en la oración, pero ha previsto espacios especiales para el encuentro con él.
1. Templo. Lo primero que Jesús hace al llegar a la Ciudad Santa es entrar al Templo, “casa de oración”, lugar privilegiado para el encuentro con su Padre Dios. Este Templo era considerado el lugar de la presencia de Dios en la tierra, por ello, en el AT, para los judíos era lo más sagrado que tenían en el mundo.
2. Cueva de bandidos. Lamentablemente, el Templo había perdido su función esencial, se había convertido en mercado, un gran medio de lucro para las autoridades religiosas. Jesús pretende purificarlo, pero se encuentra con la acérrima oposición que no sólo desea, sino que efectivamente, lo quitará de en medio.
- La presencia de Dios es en Jesús Resucitado, nuestros templos son importantes por la celebración de la Eucaristía y la reserva del Santísimo. Además, nuestro corazón es un especial templo del Espíritu Santo, por ello hemos de mantenerlo limpio, para que sea morada suya y primer ámbito de nuestro encuentro con él. Ten un feliz día.
1 Macabeos 4,36-37.52-59. En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron: "Ahora que tenemos derrotado al enemigo, subamos a purificar y consagrar el templo." Se reunió toda la tropa, y subieron al monte Sión. El año 148, el día 25 del mes 9, que es el de Casleu, madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos recién construido. En el aniversario del día en que lo habían profanado los paganos, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y platillos. Todo el pueblo se postró en tierra, adorando y alabando a Dios, que les había dado éxito. Durante ocho días, celebraron la consagración, ofreciendo con júbilo holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del templo con coronas de oro y rodelas. Consagraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo entero celebró una gran fiesta, que canceló la afrenta de los paganos. Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar, con solemnes festejos, durante ocho días, a partir del veinticinco del mes de Casleu.
Interleccional: Alabamos, Señor, tu nombre glorioso. 1Crónicas 29,10-13. Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos. R. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R. Tú eres rey y soberano de todo. De ti viene la riqueza y la gloria. R. Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la fuerza, tú engrandeces y confortas a todos. R.
Fray Luis Galindo,O.P.