La Palabra del día 17 de julio del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:15 pm
Les replicó: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y no sacrificio”, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.Reflexión. Aquí un conflicto de Jesús con las autoridades religiosas del pueblo, esta vez sobre la observancia del sábado. Los conflictos y dificultades son parte de la vida.
1. Arrancar espigas en sábado. Los fariseos invocan la Ley para decir que la transgredían. Jesús usa la misma Ley evocando tres ejemplos: David y los panes sagrados, la legislación sobre el trabajo de los sacerdotes en el templo y la acción de Oseas, es decir, cita un libro histórico, un legislativo y un profético.
2. David. El Señor recuerda que David había hecho una cosa prohibida por la ley, pues sacó a los panes sagrados del templo y los dio a los soldados para que los comiesen porque tenían hambre (ver 1 Sam 21,2-7). ¡Ningún fariseo tenía el valor de criticar al rey David!
3. Los sacerdotes. Jesús argumenta a partir de lo que éstos hacen en sábado. En el templo trabajan más que en los días, deben sacrificar, limpiar, barrer, cargar peso, degollar, etc. Y nadie decía que iban contra la Ley. La ley misma los obligaba a eso (ver Núm 28,9-10).
4. Oseas. Jesús lo cita: Misericordia quiero y no sacrificio. Misericordia: sufrir con el que sufre. Sacrificio: hacer que una cosa quede consagrada. El sacrificio más agradable a Dios el que pone su corazón al servicio de la miseria de sus hermanos para aliviarla.
- Jesús es señor del sábado. La Ley debe estar al servicio de la vida y la fraternidad de las personas, de su relación con Dios y con los demás. Necesitamos esa familiaridad con la Ley o Palabra de Dios y la misma participación en la Iglesia, comunidad como Jesús.
Primera lectura: Éxodo 11,10-12,14. En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del Faraón; pero el Señor hizo que el Faraón se empeñara en no dejar marchar a los israelitas de su territorio. Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esta noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. No comeréis de ella nada crudo ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y entrañas. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis; cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.""
Salmo 115. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. R. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Siervo tuyo soy, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. R. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R
Fray Luis Galindo,O.P.