La Palabra del día 17 de febrero del 2016
Creado el Miércoles, 17 de Febrero del 2016 01:26:34 am
EL PAN DE LA PALABRA: Queridos amigos y amigas, ya no necesitamos más signos para creer en Jesús, basta que acojamos con fe la Palabra que diariamente llega a nosotros a través de su Iglesia. Evangelio del miércoles: Lucas 11,29-32. En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás." Reflexión. Estamos rodeados de signos para creer en Dios, sólo necesitamos una mirada atenta y abierta a la trascendencia. 1. Petición de un signo. Jesús hasta este momento de su vida y misión, en el evangelio de Lucas, ha realizado muchos signos, que pudieron haber llevado a la fe a quienes los presenciaron. Además, su enseñanza nueva manifestaba ser de origen sobrenatural. Pese a esto, muchos pedían un signo para creerle. 2. Paganos creyentes. Los ninivitas, eran de una nación pagana, pecadora e idólatra, sin embargo, cuando Jonás les predicó cambiaron de vida. Así mismo, la Reina del Sur, vino a Salomón, porque reconoció que en él había sabiduría divina. Pero los contemporáneos de Jesús tienen en él a alguien más grande que Jonás y que Salomón y, no obstante, no le creen, ni le aceptan. - Nosotros tenemos mayores privilegios que la gente de tiempo de Jesús, tenemos cada día su Palabra y su presencia eucarística, ojalá nuestra fe y confianza en él sean plenas. Ten un feliz día. Jonás 3:1-10. Por segunda vez fue dirigida la palabra de Yahveh a Jonás en estos términos: «Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad y proclama el mensaje que yo te diga.» Jonás se levantó y fue a Nínive conforme a la palabra de Yahveh. Nínive era una ciudad grandísima, de un recorrido de tres días. Jonás comenzó a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino proclamando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida.» Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal desde el mayor al menor. La palabra llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó su manto, se cubrió de sayal y se sentó en la ceniza. Luego mandó pregonar y decir en Nínive: «Por mandato del rey y de sus grandes, que hombres y bestias, ganado mayor y menor, no prueben bocado ni pasten ni beban agua. Que se cubran de sayal y clamen a Dios con fuerza; que cada uno se convierta de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizás vuelva Dios y se arrepienta, se vuelva del ardor de su cólera, y no perezcamos.» Vio Dios lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta, y se arrepintió Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo. Salmo 51:3-4, 12-13, 18-19. Tenme piedad, oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame. Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva; no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu. Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas. El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. Fray Luis Galindo,O.P.