La Palabra del día 16 de agosto del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:19 pm
Jesús les dijo: Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Mi carne es v comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que como este pan vivirá para siempre.Reflexión. Comulgar con Cristo en la Eucaristía compromete radicalmente nuestra vida en nuestra relación con Dios y con los demás.
1. Escándalo. Las palabras de Jesús sobre el Pan de Vida eterna resultan inaceptables para la mayoría de sus oyentes, por eso todos lo abandonan, excepto los Doce. El Señor los interpela también a ellos, poniéndolos con firmeza ante la alternativa de creerle o de irse.
2. La oferta. Mientras Jesús cura, multiplica y reparte alimentos, todos lo admiran y quieren estar a su lado. Pero, aceptar la oferta del Pan espiritual que vale más, compromete las seguridades, costumbres y religión de ritos externos, sin compromiso de vida.
3. Comunión. La promesa de Jesús de identificarse con nosotros en la Comunión es una realidad tan maravillosa y feliz que se nos puede hacer increíble, inaceptable y humanamente así es. Pero para el Amor omnipotente de Dios nada hay imposible.
- ¿Me contento con recibir la Comunión, sin interés de estar con Cristo, amarlo, imitarlo? ¿Me uno a Él, que se hace presente en mi persona, le dirijo la palabra y lo escucho? ¿Me convierto en un don para los demás luego de recibir el supremo don? ¡Feliz domingo!
Primera lectura: Proverbios 9,1-6. La sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas; ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: Los inexpertos que vengan aquí, voy a hablar a los faltos de juicio: Venid a comer mi pan y a beber mi vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia.
Salmo 33. Gustad y ved que bueno es el Señor. Bendigo al Señor en todo momento; su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloria en el Señor: Que los humildes lo escuchen y se alegren. Todos sus santos, temed al Señor, porque nada les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada. Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor; ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Guarda tu lengua del mal, tus labios, de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella.
Segunda lectura: Efesios 5,15-20. Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Celebrad constantemente la Acción de Gracias a Dios Padre, por todo, en nombre de Nombre del Señor Jesucristo.
Fray Luis Galindo,O.P.