La Palabra del día 15 de enero del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:27:49 pm
No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés. Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.REFLEXIÓN.
Jesús al reintegrar a un excluido en la comunidad, queda él mismo como un excluido.
1. Lepra. En tiempo de Jesús esta enfermedad era incurable. De las personas que la contraían, se pensaba que habían sido castigadas por Dios a causa de un pecado personal o de sus antepasados. Los leprosos eran excluidos de sus seres queridos, de la comunidad y hasta se creía que de Dios mismo los excluía.
2. Leproso. El leproso del evangelio es valiente, no obstante la prohibición que tenía de acercarse a las personas, su gran fe le impulsa llegar hasta Jesús para pedirle con humildad la sanación. Reconoce en Él no a un simple curandero, sino Dios mismo, por ello se arrodilla ante él y se abandona confiado en su voluntad.
3. Curación. El Señor le toca. La ley prohibía tocar a los leprosos se hacían impuros. Por esto al final se dice que tiene que andar a escondidas, porque corrió la noticia que tocó un leproso. Jesús además, lo reintegra a la sociedad, que lo había excluido. Un sacerdote había declarado su exclusión, ahora otro tiene que certificar su curación.
- La lepra que nos excluye de la comunión de los santos, que nos puede llevar a la muerte es el pecado. Diaria y dominicalmente acudamos al médico divino a implorar su perdón y su gracia para liberarnos de este mal. Ten un feliz día.
HEBREOS 3,7-14. Hermanos: Como dice el Espíritu Santo: "Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis el corazón, como cuando la rebelión, cuando la prueba del desierto, donde me pusieron a prueba vuestros padres y me tentaron, a pesar de haber visto mis obras durante cuarenta años; por eso me indigné contra aquella generación, y dije: "Siempre tienen el corazón extraviado; no han conocido mis caminos, por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso."" ¡Atención, hermanos! Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, que lo lleve a desertar del Dios vivo. Animaos, por el contrario, los unos a los otros, día tras día, mientras dure este "hoy", para que ninguno de vosotros se endurezca, engañado por el pecado. En efecto, somos participes de Cristo, si conservamos firme hasta el final la actitud del principio.
SALMO 94. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: “No endurezcáis vuestro corazón”. Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R. Ojalá escuchéis hoy su voz: "No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras." R. "Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso."" R.
Fray Luis Galindo,O.P.