La Palabra del día 14 de setiembre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:24 pm
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."Reflexión. Hoy la Iglesia entera exalta la cruz porque:
1. En ella Jesús manifestó que es el “Hijo del hombre”. Es decir, que fue verdaderamente un ser humano como nosotros que se angustió, que se sintió abandonado, que sufrió, y que murió víctima de la injusticia.
2. En la cruz, Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios, fue clavado y elevado. En adelante, todo ser humano que levante su mirada a él, le contemple y crea en él, tendrá la vida plena para siempre.
3. En la cruz, Dios demostró la profundidad de su amor por cada ser humano. Él nos creó y sostiene nuestra vida. Pero sobre todo, Él nos dio a su Hijo, fuente de toda bendición y gracia, medio de salvación eterna.
- Que al contemplar la cruz, rebosemos de gratitud a Dios por su inefable amor a nosotros revelado en ella. Ten un feliz día.
Números 21,4b-9. En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
Salmo 77. No olvidéis las acciones del Señor. Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, inclinad el oído a las palabras de mi boca: que voy a abrir mi boca a las sentencias, para que broten los enigmas del pasado. R. Cuando los hacía morir, lo buscaban, y madrugaban para volverse hacia Dios; se acordaban de que Dios era su roca, el Dios Altísimo su redentor. R. Lo adulaban con sus bocas, pero sus lenguas mentían: su corazón no era sincero con él, / ni eran fieles a su alianza. R. Él, en cambio, sentía lástima, perdonaba la culpa y no los destruía: una y otra vez reprimió su cólera, y no despertaba todo su furor. R.
Fray Luis Galindo,O.P.