La Palabra del día 06 de abril del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:06 pm
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."REFLEXIÓN.
Cristo quiere una relación de permanente unión con sus discípulos, de poda de éstos para dar fruto abundante.
1. Unión permanente. El sarmiento no puede estar separado de la vid si quiere estar verde, necesita recibir su sabia y su vida. Así el cristiano en relación a Jesús. Esta unión se realiza a través de la escucha de la Palabra, la oración y la Eucaristía. Pero el Señor no quiere encuentros esporádicos, sino una vida inspirada por él, donde todo lo que hagamos sea por y para él.
2. Unión con los sarmientos. Si los sarmientos tienen que estar unidos a la vid, estarán unidos entre ellos. Si corre por ellos la misma savia, no puede haber distancias y diferencias. Si Cristo está en todo sarmiento, la unión con él implica unión a todas sus ramificaciones, Él se prolonga en los hermanos. No se puede conocer y amar a Cristo y desconocerle en el hermano.
3. Poda constante. No es fácil, nos pena y nos cuesta el hacha o coger las tijeras y empezar a cortar. Pobres sarmientos, nos cuesta el corte y el desapego. Nos parece que no podremos vivir sin nuestro hermoso follaje y hojarasca, y nuestros caprichosos entretenimientos. Así, vamos acumulando cosas y dispersándonos en múltiples diversiones. Pero se necesita poda.
4. Frutos abundantes. A otros árboles se les pide sombra o madera, a ciertas plantas flores. A la vid le pedimos sus frutos abundantes y sazonados. No queremos «mala uva». Los frutos que Dios quiere: derecho, justicia, respeto, compasión, servicio. Son los frutos del Espíritu: caridad, gozo, paz, paciencia, mansedumbre, bondad, benignidad, longanimidad, fe, modestia, templanza y castidad.
- Fortalezcamos nuestra permanente comunión con el Señor podando la hojarasca, lo seco y lo improductivo de nuestra vida para que nuestros frutos sean los del Espíritu Santo.
PRIMERA LECTURA: HECHOS 15,1-6.
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaría, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo: "Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés." Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
SALMO 121.
Vamos alegres a la casa del Señor. ¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la casa del Señor"! Ya están pisando nuestro pies tus umbrales, Jerusalén. R. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.
Fray Luis Galindo,O.P.