La Palabra del día 05 de julio del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:13 pm
No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.Reflexión. Jesús fue rechazado en su pueblo, pero aún hoy sigue siendo repudiado por tantas personas, e incluso, de algún modo, por los mismos creyentes, indirectamente.
1. Visita. Jesús se había hecho famoso en Galilea, un buen día vuelve de visita a su pueblo donde tenía su madre, parientes, amigos y vecinos, su casa y su trabajo. Sus paisanos se sorprenden de lo que le ven hacer; había sido uno de tantos, nada extraordinario le habían notado, ni a su familia. Creían conocerle a la perfección. El Señor se lamenta y no puede hacer casi nada, por la falta de fe, por ello se va de allí y sigue su misión en otros pueblos.
2. Dios está cerca. El Señor está pasando continuamente por la vida de las personas, vasta que nos detengamos un poquito para darnos cuenta de su presencia. Hay diversidad de signos en los que podemos percibir su cercanía, pero nos falta el oído y la sensibilidad. Preferimos hacer caso a muchas otras cosas, como ideologías, diversiones, pasa tiempos y toda la gama de cosas a las que las personas acuden buscando paz y bienestar.
3. Autosuficiencia. Otras veces las personas creen sólo en sí mismas; piensan y viven como si fueran omnipotentes, que tienen la llave para solucionar todo problema, no importa si aplastando a otros. Creen que no necesitan de Dios, se bastan así mismas. Pablo nos da una bella lección: para no ser soberbio se me ha metido una espina en la carne… la fuerza se realiza en la debilidad. En la humildad se manifiesta la potencia de Cristo.
4. Parecidos a los nazaretanos. Los que escuchamos la Palabra, a veces dejamos que se la lleva el viento. Dios no halla espacio en nuestro corazón. Pasa cuando no hay cambios, quedamos iguales y en nuestra vida no pasa nada. Así somos como los paisanos del Señor. Y encima de esto queremos que Dios nos resuelva todos nuestros problemas. No veremos señales en nuestra vida, mientras no le acojamos, viviremos sin novedades.
- Que Dios encuentre este domingo plena acogida en nuestras vidas, para que podamos experimentar su acción transformante, no le permitamos pasar de largo. Ten un feliz día.
Primera lectura: Ezequiel 2,2-5. En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: Esto dice el Señor. Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.
Salmo 122. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia. A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores. Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos.
2 Corintios 12,7b-10. Hermanos: Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad. Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
* Señor, que te sepamos acoger cuando estás pasando por nuestras vidas, que no seamos sordos a tu llamada, que convirtamos nuestra vida a ti.
Fray Luis Galindo,O.P.