Agradecer juntos a Dios
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:26:05 pm
en la Plaza de San Pedro:“Como dije ayer ante miles de fieles que llenaban la Plaza, vuestra cercanía y colaboración han sido una gran ayuda en mi ministerio. En estos ocho años hemos vivido con fe momentos bellísimos de luz radiante, en el camino de la Iglesia, junto con momentos en los que alguna nube se ponía densa en el cielo. Hemos querido servir a Cristo y a su Iglesia con amor profundo y total que es el alma de nuestro ministerio. Hemos donado esperanza, la esperanza que nos viene de Cristo, la única que puede iluminar el camino”.
El Santo Padre hizo hincapié en la importancia de la comunión en Cristo:
“Juntos podemos agradecer al Señor que nos ha hecho crecer en la comunión y juntos podemos rogarle para les ayude a crecer aún más en esta unidad profunda. Para que el Colegio de Cardenales sea como una orquesta en la que las diversidades – expresión de la Iglesia universal – concurran siempre a la superior y concorde armonía”.
Tras reiterar que la Iglesia no es una institución planeada sino una realidad viva, Benedicto XVVI destacó que “la Iglesia vive a lo largo del curso del tiempo en un devenir, como todo ser viviente, transformándose y, sin embargo, en su naturaleza permanece siempre la misma: su corazón es Cristo”. El Papa añadió que quería dejar un pensamiento tomado de Romano Guardini. Un pensamiento que lleva en su corazón, sobre la Iglesia y su ministerio que es para “todos la razón y pasión de nuestra vida”. “Como experimentamos ayer en la plaza, la Iglesia es un cuerpo vivo, animado por el Espíritu Santo y vive realmente gracias a la fuerza de Dios. La Iglesia está en el mundo pero no es del mundo. Es de Dios, de Cristo y del Espíritu, lo vimos ayer”.
Y renovando su profunda gratitud al Colegio Cardenalicio, Benedicto XVI volvió a asegurar que permanecerá unido a todos en la oración, en especial en los próximos días, para que sean plenamente dóciles a la acción del Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa y que el Señor les muestre el que Él quiere, el futuro Papa que está precisamente entre ellos, al que ya desde ahora, Benedicto XVI le promete su incondicional reverencia y obediencia:
“Permanezcamos unidos, queridos hermanos, en este misterio, en la oración, especialmente en la Eucaristía cotidiana y así sirvamos a la Iglesia y a la humanidad entera. Ésta es nuestra alegría, que nadie nos puede quitar”.