EDITORIAL RSD | PNP: “La nueva sangre” y un viejo problema policial: la corrupción
Creado el Domingo, 9 de Enero del 2022 02:03:31 pm | Modificado el 09/01/2022 10:23:29 pm
Esta semana concluirá el plazo de detención preliminar de 15 días que pesa contra 29 sujetos que las autoridades pudieron detener en los últimos días de diciembre como presuntos miembros de una organización criminal denominada “La Nueva Sangre”, dedicada a la extorsión y robo de petróleo y aparejos navales en agravio de empresarios pesqueros, dueños de embarcaciones, patrones de lancha y comercializadores de pesca, y que alberga en sus filas nada menos que a efectivos de la Policía de Chimbote.
“La Nueva Sangre” involucra a 44 personas, 33 civiles y 11 policías, entre oficiales y suboficiales, de los cuales 6 fueron detenidos. Del total de involucrados, el Poder Judicial ordenó la detención preliminar de 39, pero solo 29 pudieron ser aprehendidos.
La Fiscalía Especializada contra la Criminalidad Organizada del Santa ha establecido que los efectivos policiales involucrados, además de pedir cupos a traficantes de combustible, brindaban protección a esta mafia que operaba desde 2017. Existen escuchas legales y acciones de videovigilancia realizadas por un equipo policial de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) que acreditan que los agente involucrados recibían dinero de los hampones para evitar que los intervengan.
Es probable que, al cabo del plazo concedido por el Poder Judicial y con los elementos de convicción necesarios, el fiscal del caso solicite la prisión preventiva de todos los detenidos para que afronten tras las rejas la investigación que se les ha iniciado.
Como lo han hecho notar muchas personas en las redes sociales, lamentablemente no es una novedad que miembros de la policía manchen su uniforme y lo que queda del prestigio de su institución pasándose al lado de “los malos”.
Y aunque tampoco sea una novedad, es importante recordar que la PNP afronta el grave mal del que adolecen muchas instituciones del país: la corrupción, ese mal que carcome progresivamente un conjunto de valores importantes en la sociedad, que destruye la institucionalidad, que acentúa las desigualdades, que incrementa los niveles de desconfianza, etc.
Pero es precisamente por eso que debemos saludar que los malos policías sean puestos al descubierto a fin de “separar la paja del trigo” y estar atentos como sociedad a que reciban su merecido. Sin embargo, es necesario exigir que investigaciones de este tamaño sean impulsadas en otros campos de la policía: drogas, por ejemplo. ¿Hace cuánto que la policía de Chimbote, una ciudad donde la venta de estupefacientes sale como “pan caliente”, no atrapa a un verdadero “pez gordo”? ¿Cuál es la razón?
Ahora bien, no debemos perder del horizonte el asunto de fondo: la necesidad pendiente y urgente de una verdadera reforma policial, una que venga desde afuera a remover lo de adentro (lo intentó Sagasti, pero solo quedó en eso), que remueva los cimientos de una institución rebasada por la corrupción. Sin embargo, es altamente probable que un Gobierno débil como el de Pedro Castillo no se atreva a cambiar el estado de cosas policial. ¿O sí?
Radio Santo Domingo – RSD