LA COLUMNA DEL DÍA | Plan económico de recuperación pos pandemia
Creado el Jueves, 30 de Abril del 2020 10:41:30 am
Como todos conocemos o intuimos la pandemia está generando dos crisis paralelas: la sanitaria inicialmente, pero tras su propagación la crisis económica, que deriva necesariamente en una crisis financiera de inmensas proporciones.
Frente a este sombrío panorama el gobierno tuvo y tiene que actuar específicamente en atender la crisis intentando minimizar la cantidad de afectados desde el punto de vista sanitario, desde el punto de vista económico llegar a los estratos D y E que técnicamente son más vulnerables y sus implicancias, apoyar directamente a las empresas más afectadas como parte de su intervención durante la pandemia y- tema al que nos referiremos- la política económica postpandemia controlando sus efectos económicos a mediano y largo plazo, para ello se requerirá de políticas de apoyo tanto a la reconstrucción de la actividad económica y social, como a la recomposición de la situación fiscal.
Cómo nos encontró la crisis a nivel fiscal nos puede dar un panorama, es como un símil frente a la enfermedad. Si esta nos encontró con altas o bajas defensas, a no dudarlo cuando la pandemia aún no lo era declarada, las proyecciones de las autoridades fiscales eran de relativa tranquilidad se hablaba incluso de un leve crecimiento de hasta 2 puntos en el PBI; sin embargo, al haberse descontrolado se ha tenido que tomar múltiples medidas tanto de corte fiscal como monetario, siendo el Perú uno de los países de ALC que más acciones ha tomado, aun así ya se proyecta no solo una recesión sino un decrecimiento.
El Perú en Latinoamérica es uno de los países cuyas variables macroeconómicas generan cierta confianza en que bien manejadas nos puede dar márgenes para ayudar a continuar enfrentando la crisis desde el punto de vista económico con cierta oxigenación en el mediano plazo; sin embargo, el efecto de cómo se continúe manejando la crisis sanitaria puede hacer que ciertas variables macroeconómicas se debiliten, como por ejemplo el indicador EMBI (Indicador de Bonos de Mercados Emergentes- diferencia de tasa de interés entre los bonos públicos peruanos en dólares frente a los bonos del tesoro público norteamericano) que entre enero y marzo –pre pandemia y pandemia– , ha subido en 174.8%, solo por debajo de Ecuador que se disparó hasta 534.3% en una clara relación causa efecto al manejo de la crisis sanitaria.
Aun así, este indicador tan importante es el mejor de américa latina con un valor de 294 (Venezuela 15,599), como también lo es el coeficiente de deuda pública con respecto al PBI, que es una de las tres más bajas de la región con una proporción de 26.88%. Otro indicador relevante es también nuestras reservas internacionales que están en su record histórico de 74 mil trecientos millones de dólares, lo que nos posibilita cierta garantía de expansión fiscal pos pandemia de cara a incentivar la demanda interna y crear infraestructura pública.
El BID en su publicación La política pública frente al Covid-19: Recomendaciones para América Latina y el Caribe refiere que “utilizando los datos del EMBI (Emerging Markets Bond Index), ...al igual que en la crisis internacional de 2008/09, se está materializando una ‘fuga a calidad’ (flight to quality) en los mercados financieros que ha provocado, en promedio, que el costo de endeudamiento se haya duplicado para los países de ALC entre principios de enero y finales de marzo. La región, en promedio, hoy paga más de 700 puntos básicos por el crédito externo. Sin embargo, en esto también existe una alta variación entre países en la región. Algunos aún pueden acceder a los mercados internacionales a tasas más elevadas, pero ‘razonables’ (Brasil, Chile, Colombia, Panamá y Perú), mientras que para otros los costos son tan elevados que esta no es una opción realista (por ejemplo Argentina, Ecuador, Belice, Costa Rica, El Salvador y Venezuela). En resumen, países como Chile y Perú tendrán un mayor margen de maniobra fiscal para enfrentar la crisis que países como Argentina, Ecuador o Costa Rica”.
En este contexto la inversión pública sería el motor del crecimiento, pero esta puede verse retrasada por la falta de disponibilidad presupuestal; sin embargo, es allí donde se necesita reestructurar el gasto del que hemos hablado tantas veces, pasando de un gasto ineficiente y/o despilfarrador a un gasto inteligente eliminando gastos superfluos que en el sector público se puede identificar rápidamente, puede, por ejemplo, el Congreso de la República, dando muestras de cumplimiento de promesas con la que llegaron de bajarse los sueldos, y así replicar –temporalmente– en otros casos del aparato estatal, sistema de adquisiciones más agiles y trasparentes, sinceramiento de los datos de focalización de hogares, administración unitaria de datos y sobre todo vigencia y presencia del estado a nivel nacional.
Para ello es necesario convocar a los mejores profesionales de la academia e instituciones vinculadas al desarrollo económico para que con el equipo técnico del MEF y PCM se logre elaborar planes generales que calcen con planes sectoriales, regionales y locales, coincido con los investigadores del BID Pineda, Pessino y Rasteletti en su publicación, Política y gestión fiscal durante la pandemia y la post-pandemia en América Latina y el Caribe (ALC) que indican que “para alentar el retorno al crecimiento con equidad, se requerirá diseñar e implementar planes integrales que sirvan de estímulo económico y que apoyen a los hogares y a las firmas más vulnerables durante el periodo de retorno a la normalidad. Estos planes deberán tomar en consideración las restricciones presupuestarias, para no comprometer la sostenibilidad fiscal. En muchos casos, deberán incluir reformas estructurales que dinamicen la economía desde sus fundamentos, y contribuyan a mejorar la situación fiscal de mediano plazo de los países, tanto del gobierno central como de los gobiernos subnacionales”.
Hasta este punto el gobierno deberá buscar mecanismos blandos de ajuste buscando el equilibrio entre lo político, lo económico, lo social y sin dudas lo público y privado de una manera ágil ya que no han venido funcionando regularmente especialmente en los grandes contratos estatales y manejos de fondos sociales, y se construya por fin mayores espacios de confianza público–privados, entre otros.
Debemos construir una amplia base de recursos para el estado tomando la información de los programas implementados para apoyo de independientes e informales buscando una mayor penetración bancaria y la formalización de nuestra economía, esto ayudaría a los planes de innovación, de competitividad y productividad en el emprendimiento público privado sostenible.
El sector construcción conjuntamente con el agropecuario podrían ser las de mayor dinamismo tanto por sus productos como por ser generadores de empleo masivo que incentiven la demanda interna a fin de recomponer la oferta para sostener un modelo que desde ya debe ir contemplando con todo lo aprendido los efectos de fenómenos disruptivos, de economías de riesgo, de economías del comportamiento, porque si de los fenómenos climatológicos vividos años anteriores no aprendimos creo que con lo de la pandemia que involucra a TODOS la situación será distinta.
Perú es uno de los cuatro países de ALC que han comenzado a delinear sus planes de recuperación económica y fiscal, el efecto de la pandemia se está sintiendo enorme en todos los niveles, confiemos en nuestra capacidad de resiliencia, en la capacidad de nuestros líderes, en la capacidad de mejorar de nuestra gente y en Dios que nunca olvida.
* Yuri Vivar Miranda es economista, catedrático universitario, especialista en gestión pública.
Foto: DebateEISA / Composición: RSD
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