LA COLUMNA DEL DÍA | La oración
Creado el Jueves, 22 de Diciembre del 2022 12:41:16 pm
La oración es la actividad humana más importante porque es la conversación con Dios. En la tradición dominicana la oración es concebida como un acto de amistad, hablamos a Dios como a un amigo. “Ya no los llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque los he dado todo lo que aprendí de mi Padre” (Juan, 15,15). La oración es una petición para amar. Por el amor buscamos lo verdadero, lo noble y lo justo. “Es necesario siempre orar” dijo Jesús.
Todos somos llamados libremente. Dios quiere dar a conocer su salvación a la humanidad por una invitación libre. Vemos y vivimos el mundo, pero necesitamos conocer la voluntad de Dios y por eso, orar es callarse y escuchar. La oración íntima busca recibir la fuerza del contacto de amor de Dios en uno. Se deja entrar a Dios en uno mismo. Aceptamos que hemos recibido nuestra vida de Él. Él es la perfección y la belleza.
El fin de la vida cristiana es la búsqueda de la vida con nuestro Padre. “Bendeciré al señor en todo tiempo, no cesará mi boca de alabarlo. Mi alma se gloria en el señor: que oigan los humildes y que se alegren” (salmo 34).
Necesitamos hablar con Dios de nuestras realizaciones, de nuestros fracasos, de nuestros problemas, de las injusticias y de las habladurías. Las fuerzas saldrán de esta oración íntima que solo piensa en Dios. Por la conversación de corazón a corazón con Dios nos vienen buenas ideas, intenciones puras, la fortaleza para seguir adelante. Podemos comprobar qué pasa con nosotros y con los otros de la misma fe cuando escuchamos y participamos en la vida con Dios. La “escucha” refuerza el sentido espiritual de nuestra vida. Él cambia nuestra vida, cambia nuestros pensamientos y actitudes. Es fácil distinguir entre las personas que buscan y practican el bien y las personas que llevan una vida de hacer daño a los demás. De esta manera Dios se manifiesta como salvación. Dios se manifiesta por amor y amistad. La razón reflexiona con más seriedad sobre el sentido de la vida, nuestra responsabilidad y solidaridad. Dios quiere nuestra respuesta. Debemos tener también la voluntad que nos obliga a orar y nos lleva a cumplir con los prójimos. Nos protege contra la autosuficienia superflua, la soberbia, la arrogancia, la envidia y el egoísmo.
El encuentro con Dios es también el origen de la meditación. La meditación es la reflexión sobre la propia vida para conocerse mejor. Por el examen de conciencia reconocemos nuestros límites, errores y pecados y pedimos que nos vuelva a abrazar. “Un sacrificio no te gustaría, no querrás, si te ofrezco, un holocausto. Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré, pues no desdeñas a un corazón contrito.” (salmo 51).
La oración como petición es una práctica muy común. En primer lugar, es el pedido a nuestro Padre para que nos orienta en pensamientos y actitudes frente a todas las situaciones y personas que se presenta. En segundo lugar, hay mucho por pedir, pero siempre debe estar relacionado con el bien de todos: salud, trabajo, dinero para las deudas, paciencia, éxitos en los estudios y en los negocios etc. etc. También debemos agradecer por todo lo que hemos recibido y todo lo que hemos podido hacer.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".