LA COLUMNA DEL DÍA | La importancia de la amistad de según Aristóteles
Creado el Jueves, 23 de Noviembre del 2023 07:02:01 pm
Al iniciar el tema él incluye este impresionante texto: “Después de esto trataremos de la amistad, porque la amistad es una virtud o va acompañada de virtud; y es, la cosa más necesaria en la vida. Sin amigos nadie escogería vivir, aunque fueran todos los bienes restantes. Los ricos mismos, y las personas constituidas en mando y dignidad, parecen más que todos tener necesidad de amigos. ¿Cuál sería, en efecto, la utilidad de semejante prosperidad quitándole el hacer bien, lo cual principalmente y con mayor alabanza se emplea en los amigos? ¿O cómo se podría guardar y preservar dicho estado sin amigos? Porque cuanto mayor es, tanto es más inseguro.
Pues en la pobreza también, y en las demás desventuras, todos piensan ser el único refugio los amigos. A los jóvenes asimismo son un auxilio los amigos para no errar; a los viejos para su cuidado y para suplir la deficiencia de su actividad, causada por la debilidad en que se encuentran; y a los que están en el vigor de la vida, para las bellas acciones”. La amistad es bella. La amistad tiene un lugar preponderante en la sociedad porque promueve la concordia. Sin embargo, la palabra griega “philia” tiene un sentido más amplio que nuestra palabra amistad, que es selectiva. Con “philia” se entiende el amor universal y la traducción más exacta sería amor. Aristóteles distingue entre el amor natural, como el de madre al hijo y del hijo a la madre, y el amor elaborado, que es el afecto entre dos personas que se escogen, pero con la condición de establecer una armonía.
Aristóteles considera que la verdadera amistad responde a tres criterios: deseo recíproco del bien del otro, voluntad de hacer el bien y manifestación de los sentimientos. Los criterios de placer y utilidad no aseguran una amistad porque dependen de la duración de los intereses. Por lo tanto, la amistad es para los que practican las virtudes. Gente virtuosa solo puede hacerse amistad de otra gente virtuosa. Amar a un amigo es amar a su propio bien. Esta reciprocidad nos permite decir que la amistad es igualdad. Solo la amistad virtuosa es estable porque se ama el uno al otro, y por lo tanto no puede haber decepción.
De esta manera surge la pregunta: ¿el amor apunta a mí mismo o al otro? A primera vista, el amor a uno mismo parece coincidir con el egoísmo. Sin embargo, no es así. Cuanto más amo al otro, tanto más amo a mí mismo porque este amor me lleva a la perfección. El egoísta busca su interés material. El hombre virtuoso ama lo mejor que hay en él y quiere compartirlo con los demás. De esta manera, hay que afirmar que el hombre de bien debe amar a sí mismo. Y este hombre con el verdadero amor propio es él que es más precioso para los demás, porque él no duda, cuando sea necesario, en sacrificarse por ellos. La amistad de los malos acaba por ser una amistad perversa, porque comunica tan solo las malas acciones y acaba por hacer hombres corruptos, asemejándose los unos a los otros.
Aristóteles considera que el deseo de hacer el bien es cercano a la amistad, pero también se distingue de ella porque puede dirigirse a personas no conocidas. Y es más virtuoso porque no reclama reciprocidad. A menudo el beneficiado no agradece porque se fija por egoísmo en el beneficio y no en el desinterés del benefactor. La posición de Aristóteles se acerca al amor cristiano.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".