LA COLUMNA DEL DÍA | ¿EL Fin de la cultura?
Creado el Jueves, 27 de Marzo del 2025 01:01:01 am

Nietzsche considera que son organizaciones fracasadas en la era tecnológica, mentiras. Todos los valores de derecha o izquierda, tienen una estructura teológica; es decir, buscan algo superior o transcendental a la vida. Quieren condenar a la vida en lugar de asumirla tal como es. Para Nietzsche, la vida son los instintos. Nietzsche plantea que la “voluntad de poder” es el sentido central de la vida. No se trata de un poder para poder mandar o servir. Hay que vivir el momento. No hay diferencia en entre el bien y el mal. El conocimiento debe estar subordinado a las necesidades vitales. El superhombre está situado más allá del bien y del mal.
El filósofo, uruguayo, Alberto Methol Ferré considera que la idea del “individuo” surgida en la historia europea como el núcleo de la construcción de la sociedad ocupa un lugar central en la filosofía moderna. El individuo se siente realizado cuando no es coherente consigo mismo ni con los demás porque se siente libre. El individualismo y el escepticismo desembocan en un libertinaje. En una sociedad sin ideal o moral. El consumo promueve el hedonismo, el consumismo sexista, la multiplicación descontrolada de la pornografía, el erotismo y el placer inmediato. Ya no existe una relación personal. Se elimina el tú. No interesa quién es el otro. Él no estima el bien por el bien sino él decide lo que es el bien y el mal. El libertino no cree en la justicia, la verdad y el bien. Se pervierte la belleza del amor por romper su unidad con la verdad y el bien. Algo bello, separado, se vuelve esteticismo; vitalidad pura que afirma el placer a toda costa. El eterno círculo del placer del poder y del poder del placer. El líder político, corrupto, no tiene vergüenza de su comportamiento. Cuando lo acusan, se declara victima político.
El hombre libertino no cuestiona a la sociedad, sino que usa la democracia para una reivindicación del placer de cada uno, desentendiéndose de los demás. Actualmente nuestro mundo secularizado se otorga a sí mismo una independencia absoluta. Este individuo se imagina autónomo, pero obedece a la cultura de la vulgaridad ofrecida por los intereses económicos sin valores. La autonomía secular termina en una auto-suficiencia con consecuencias relativistas, violentas y perversión.
La teología afirma que la naturaleza es una creación de Dios. Cultura y naturaleza participan en la revelación de Dios. La naturaleza está dada por Dios y Dios está presente en el pensar y actuar del hombre. No hay un dualismo entre naturaleza y cultura. La naturaleza es la cultura divina y la cultura es la naturaleza no como un hecho sino como un don. La investigación científica conforme a las normas morales, nunca será contraria a la fe (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, n.36). El hombre está ligado a la materia por su cuerpo, pero la transciende por su inteligencia y su libertad que elevan la materia y el cuerpo a nivel cultural. La ciencia y la tecnología no pueden prescindir de la cultura para lograr su buen desarrollo y uso. Dos ejemplos sencillos que demuestran la falta de cultura: llenar el mar de plásticos y fabricar armamento nuclear.
En Jesucristo el mundo adquiere una nueva dignidad. Cristo da vida al mundo y vence la muerte. Dios nos ha llamado al amor por medio del misterio de Cristo. Previo a la igualdad somos un don que recibe su sentido por ser amado y por amar. Cristo cambia los criterios mundanos. En lugar de la preferencia para el poder, la riqueza y la belleza, El señala quienes son los prójimos preferidos de Dios. Leemos en el evangelio de San Mateo, 25: 35,36,40): Son los enfermos, presos, pobres, el hijo pródigo que se arrepienta, el forastero, es decir los hermanos más pequeños.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".
