LA COLUMNA DEL DÍA | Tiempos violentos
Creado el Lunes, 30 de Marzo del 2020 10:36:57 am | Modificado el 06/10/2021 01:35:41 pm

En tiempos de confinamiento, incertidumbre y desasosiego, de emergencia basada en el miedo y la militarización del país; en días de suspensión de derechos fundamentales, de autoritarismo, toques de queda, fake news y manipulación mediática, el gobierno aprovecha la crisis bajo su triste y lamentable lógica neoliberal que destruye lo público y desprecia lo común, que acaba con la precaria economía familiar de las mayorías, con lo verdaderamente importante e imprescindible para poder sobrevivir en las terribles condiciones sanitarias, sociales, políticas y económicas en que vivimos.
Con la Policía, las Fuerzas Armadas y los diez mil licenciados del Ejército anunciados para hoy en las calles (asumiendo el control total del estado de emergencia), se está violando los derechos humanos, se está agrediendo y criminalizando a quienes los defienden, se está negando todo tipo de diálogo e interlocución abierta con quienes integran la comunidad y pueden entregar aportes e ideas que construyan mejores respuestas a las que emanan de las altas esferas gubernamentales. La sola dación de una ley anticonstitucional que autoriza a las fuerzas del orden a disparar sin consecuencia alguna, licencia para matar aprobada por el Congreso anterior y promulgado hace unos días, habla del regreso a la caverna, de la impunidad policial y militar con que el gobierno ha blindado a quienes deberían trabajar en la emergencia sanitaria y contar con el apoyo de todos, pero sin hacer uso de la fuerza de manera irrestricta.
La desigualdad, instalada y normalizada en el país, reforzada por el gobierno en esta crisis sanitaria es clamorosa. Con la economía paralizada y el empleo destruido, los ingresos económicos de millones de peruanos no existen. El gobierno, que ha asumido un rol asistencialista entregando trescientos ochenta soles sólo a los estratos más pobres, ha olvidado a asalariados e independientes que no pueden ganarse el pan debido a la cuarentena; no hay justicia en ese proceder, tampoco sirve a la eficacia sanitaria.
Vizcarra se equivoca al pensar que los doscientos trece millones que ha trasferido a los municipios del país “para comprar alimentos destinados a los más vulnerables” durante la emergencia, llegarán de manera efectiva a los más necesitados. No funcionará en Áncash, no en Chimbote y en otras provincias con autoridades de probada incapacidad que no garantizan absolutamente nada en la lucha contra el coronavirus. Con organizaciones sociales débiles, con dirigentes barriales egoístas y corruptos: ¿quién cuidará los recursos?, ¿tenemos acaso congresistas con el mínimo de inteligencia que piensen más allá del asistencialismo y del uso de los recursos del canon minero?, ¿qué podemos esperar del Gobierno Regional de Áncash, incapaz de equipar como es debido el Hospital Regional?, ¿qué nos espera en esta tierra donde ya empezaron a morir las primeras víctimas de la pandemia?
El gobierno, de rodillas ante la Confiep, la Sociedad Nacional de Minería, Asbanc, las AFP y ante quienes explotan a los pobres con total impunidad, fracasa al pensar que entregando dinero a los menos favorecidos podrá contener la eclosión social que anida en millones de pobres que no pueden salir a la calle a trabajar para sobrevivir. La experiencia italiana registrada hace un par de días en diversas ciudades, con saqueos a supermercados y millones de precarios hambrientos asaltando en barrios residenciales, debería enseñar. Se viven tiempos violentos en todo orden. La infección (del coronavirus) es una metáfora para entender la vida, una fábrica de imágenes nítidas y tórridas como nuestra existencia.
*Augusto Rubio Acosta es poeta, narrador, periodista y gestor cultural.
Foto: Infobae
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