LA COLUMNA DEL DÍA | ¿Qué significa ser peruana? Re-pensando la patria
Creado el Jueves, 25 de Julio del 2019 03:44:07 pm | Modificado el 06/10/2021 01:34:23 pm

En estos días, cuando las Fiestas Patrias del Perú están cada vez más cerca, llegan a mí invitaciones y anuncios de demostraciones de caballos de paso, ferias de comida peruana, conciertos de música criolla, encuentros propiciados por la embajada de Perú en Ecuador, país donde vivo hace casi 5 años. Aquí en Quito las peruanas y peruanos se reúnen para celebrar, banderas rojiblancas ondean en algunos parques que se preparan para acoger a quienes nacieron en Perú, y viven en esta ciudad.
La comida, la música, la forma de hablar, la selección de fútbol, la historia inca… son algunos de los símbolos que nos conectan con la patria peruana, con nuestro lugar de “origen”. Pero es que acaso… ¿la patria es eso? ¿Un gol gritado a una sola voz? ¿Un cebiche o una papa a la huancaína? ¿Un vals o un huaino?
¿Qué constituye nuestra nación peruana? Recordemos que el Estado peruano fue construido hace menos de 200 años. Desde allí ha vivido muchos cambios. Nuestras identidades como peruanas y peruanos han ido re-creándose, y ha existido una mixtura enorme: diversas culturas, variedad de idiomas, diversas formas de ver el mundo componen nuestra “peruanidad”; pero esa “peruanidad” aún hoy no es “estática” o “terminada”, se va construyendo y re-construyendo todo el tiempo…
Entonces, ¿podemos pensar “lo propio”, “la patria”, como algo cerrado y definitivo? ¿O es que para saber qué es lo más propio siempre necesitamos “al otro” o “la otra”? Sí, la otra persona, aquella que no encaja, y por eso mismo la sentimos como amenaza, que nos interpela, nos incomoda, nos mueve…
Parece contradictorio pensar que “nuestra patria” es “la otra persona”: la que piensa diferente, la rechazada, la que supuestamente tiene “menos que aportar”, la que habla “otro idioma”, la que viste diferente y, así nos lleva a re-crearnos, a re-configurarnos. Porque, como decía el filósofo Enmanuel Levinas, “somos todos iguales, y en lo concreto somos distintos, pero tenemos los mismos derechos. El otro nos constituye, nos destruye, nos ayuda y nos complica, nos posiciona y nos cuestiona. El otro me es necesario para ser yo. No puedo ser yo sin el otro”.
Por ello, no es posible construir “la patria peruana” si no logramos entender que la “otra persona” está en nosotros, que nos constituye, que hace parte de lo que somos… Porque, como diría Darío Sztajnszrajber, “la patria es el otro porque la patria nunca es la patria sino que siempre puede ser otra. No es esencial, ni cerrada, ni definitiva. Es otra porque está siempre en tránsito, extrañada de sí misma, reinventándose, abierta a la presencia de los otros que la van transformando…”
Así que en estas fiestas patrias celebraré el encuentro con la otra persona, con la que nació en Perú y con la que no nació en Perú, con la que ama la peruanidad y con la que no sabe qué es una pachamanca, con la que quiere aprender a bailar marinera y con la que prefiere otros ritmos, con la que no piensa como yo, con la que no entiende qué es ser peruana… La patria… “la patria chica” que para mí es Chimbote, la “patria grande” que para mí es América Latina y El Caribe… La patria… ¿o será más bien la “matria”?… Lo único que tengo claro es que la patria no es definitiva ni estática, que la patria es la otra persona. Sí, la persona que está a tu lado y la que viene de lejos, la que te interpela, la que te cuestiona… ¡La más diferente a mí!
* Rocío Huamancondor Paz, abogada, con maestría en investigación y análisis de políticas públicas, coordinadora de redes de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular – ALER
Foto: captura de Youtube / La Cámpora
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