LA COLUMNA DEL DÍA | Más lecciones de las crisis de Chile y Bolivia
Creado el Martes, 19 de Noviembre del 2019 10:00:56 am | Modificado el 06/10/2021 01:34:53 pm

Continúa América del Sur en el ojo del análisis mundial, especialmente lo que viene ocurriendo paralelamente en Chile y Bolivia.
Como lo señalé en mi artículo anterior, “en Chile una clase empresarial soberbia y la desigualdad que arrinconó a los sectores populares, que no les llega los beneficios del libre mercado, incubaron en los últimos años un estallido social de enormes proporciones que terminó por hacer pisar tierra el proceso económico y varias islas de felicidad que los grandes empresarios pensaron que eran eternas”. Efectivamente, luego de un mes de protestas multitudinarias por todo chile, en los últimos días el Gobierno de Piñera y los demás partidos políticos, es decir la derecha, el centro y la izquierda, han consensuado el fin de la constitución de 1990, que tenía la sombra de la dictadura de Pinochet y el sello de la inequidad.
En el caso de Chile, la lección es clara, en pleno siglo XXI, los grupos empresariales que manejan la economía, especialmente los grandes negocios, no pueden seguir verticalmente imponiendo condiciones ni la agenda política, cuando una inmensa población vive marginada y solo recibe migajas. Por ello el contrato social que representa la constitución política en los próximos meses será cambiada, y se espera que existan mejores reglas, que alienten el desarrollo, pero que permitan redistribuir mejor la riqueza con sentido de justicia.
En Bolivia, la situación es otra, lamentablemente, Evo Morales sucumbió a la sensualidad del poder, perdió la perspectiva histórica al tirar por la borda los resultados logrados, el respeto a la democracia y su apuesta de gobernar para los más pobres con sentido de equidad y justicia. En concreto, Evo no promovió nuevos liderazgos, pretendió atornillarse al poder desoyendo un referéndum del 2016 que determinó que no podía ir a un ilegal cuarto mandato. En octubre, luego del fraude electoral reportado por la OEA, el pueblo reaccionó en las calles y Evo se vio obligado a renunciar y asilarse en México.
Luego, en los siguientes días, con la asunción de la senadora derechista Jeanine Áñez como presidenta de Bolivia, torpemente ha confundido su rol de liderar el periodo de transición garantizando la convocatoria y nuevas elecciones democráticas, al entrar a un periodo de confrontación racista que ha vuelto a promover enfrentamientos entre “quechuas”, “aymaras” y “cambas” de la zona oriental. Este triste proceso que añade más leña a la hoguera y puede desencadenar un conflicto político y racial de mayores dimensiones; debe de inmediato convocar la participación de representantes de las Naciones Unidas y mediadores que contribuyan a lograr acuerdos políticos y recuperar la convivencia democrática que garantice elecciones libres.
En Bolivia, la confrontación política y social puede escalar y el pronóstico es reservado. Lamentablemente la ceguera política de Evo Morales nublado por el poder y la falta de contrapesos partidarios que corrijan los delirios del caudillo, terminó autodestruyendo los avances logrados a nivel social y económico. Asimismo, la falta de brújula de Jeanine Áñez y la miopía de la derecha conservadora de querer recuperar el poder perdido hace 14 años al caballazo, han puesto a Bolivia al borde del precipicio.
Hay lecciones que los políticos en América del Sur no aprendemos. Esperemos que en el Perú los representantes de los partidos políticos, y especialmente los gobernantes a nivel nacional, regional y local, reaccionen y no sigan de espaldas al pueblo, desoyendo sus reclamos, que pueden prender la chispa e incendiar la pradera.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, ex candidato a la Gobernación Regional de Áncash.
Foto: Radio Universidad de Chile
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