LA COLUMNA DEL DÍA | Lo ambiental también es político
Creado el Jueves, 29 de Agosto del 2019 10:15:29 am | Modificado el 06/10/2021 01:34:33 pm

En los últimos días, las fotos de la Amazonía en llamas han estado en los medios de comunicación, especialmente en las redes sociales. Muchas voces se han alzado exigiendo que se apague el fuego en este pulmón verde del mundo… Hoy quiero invitarles a mirar más allá, es decir, a pensar. ¿Por qué se incendia la Amazonía? ¿Lo que pasa en la selva nos afecta? ¿Qué podemos hacer desde donde nos encontramos?
La importancia de la selva amazónica para el planeta es clara. La deforestación que sufre y la presencia de minería, explotación petrolera, hidroeléctricas y monocultivos, aunado al cambio climático, son algunas de las razones del porqué la Amazonía arde.
Ahora bien, estas situaciones de contaminación y afectación al clima no solo se viven en la Amazonía, sino también en nuestra ciudad. Chimbote es una de las ciudades más contaminadas del país, y aún seguimos pensando que “si huele mal es porque hay plata”. La industria pesquera, las condiciones deplorables del parque automotor, los desagües que van a parar directamente al mar han producido que nuestra hermosa bahía sea una cloaca, que seamos la segunda ciudad del país con el peor aire, ¡en fin!
Hay muchas cosas que podemos hacer frente a la situación de contaminación de la ciudad, del país y del mundo, como no usar bolsas, reciclar, usar bicicleta, ahorrar energía eléctrica y agua, reusar los envases descartables y muchas otras cosas más que tienen que ver con la conciencia ambiental que tengamos en nuestra vida. Sin embargo, estas cosas –que si bien son importantes– no son suficientes para mitigar el grado de afectación a la naturaleza. No basta con acciones individuales. La mayor contaminación mundial la causan las grandes empresas.
Hoy más que nunca es necesario denunciar y dejar de comprar a las empresas que no tienen responsabilidad ambiental, que deforestan, que contaminan nuestro aire, que afectan nuestros suelos con monocultivos, que provocan derrames de petróleo o que extraen minerales a cielo abierto haciendo uso de metales pesados que van a parar a los ríos… Y también se hace necesario exigir a nuestras autoridades locales y nacionales políticas ambientales eficientes.
Para Chimbote es urgente la planta de tratamiento de aguas residuales; para el país es sumamente necesario que los límites máximos permisibles de contaminación del aire, el suelo y el agua respondan a los estándares internacionales, así como generar mecanismos de supervisión y control a aquellas empresas que no realizan sus actividades económicas con responsabilidad ambiental.
Porque no se trata de que “esté de moda” cuidar la naturaleza o “ser ambientalista”; se trata de la sostenibilidad de la vida misma. Contrario a lo que se piensa, la naturaleza no está fuera o separada de nosotras, las personas, sino que los seres humanos formamos parte de ella. El cuidado de la naturaleza es el cuidado de la vida, de nuestra vida; por ello, lo ambiental es político: pasa por cómo actuamos en nuestra vida diaria, por cómo está construida nuestra sociedad… y si seguimos construyéndola sobre un sistema ecocida y depredador, el precio es alto, el precio es la vida misma.
* Rocío Huamancondor Paz, abogada, con maestría en investigación y análisis de políticas públicas, coordinadora de redes de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular – ALER.
Foto: El Comercio
Escuche la versión radial: