LA COLUMNA DEL DÍA | ¿La peor enemiga de una mujer es otra mujer?
Creado el Jueves, 1 de Agosto del 2019 10:30:35 am | Modificado el 06/10/2021 01:34:27 pm

“Lo peor que te puede pasar es tener un jefe mujer”, “la peor enemiga de una mujer es otra mujer”, “ella tiene la culpa porque sabía que él estaba casado”, “está bonita: seguro que se hizo la cirugía”… A lo largo de mi vida he escuchado comentarios como estos, hechos por mujeres sobre otras mujeres, y estoy segura de que en algún momento yo también he pronunciado alguno de ellos.
Pero, ¿por qué tenemos tan internalizada la rivalidad entre nosotras? ¿Será que es “natural” que no podamos trabajar o construir cosas juntas? ¿Será que realmente el peor enemigo de una mujer es otra mujer? Pues si desde niñas nos cuentan historias donde se naturaliza la rivalidad entre las mujeres, de adultas terminamos creyendo que efectivamente la peor enemiga de una mujer es otra mujer.
Sí, los cuentos de hadas -que parecen tan inofensivos- nos cuentan que a Blanca Nieves la quiso envenenar una bruja, que a Cenicienta la explotaban su madrastra y hermanas, que a la Sirenita la dejó sin voz la malvada Úrsula, que a la Bella Durmiente le lanzó una maldición una bruja, ¡en fin! Con esas historias crecimos, y crecimos creyendo que la otra mujer es nuestra competencia, que nos quiere hacer daño, que nos quiere quitar el novio o el esposo, que nos quiere hacer quedar mal en el trabajo, que habla mal de nosotras, que siempre existirán mujeres chismosas, envidiosas, pleitistas…
En realidad, la rivalidad entre las mujeres es otro de los discursos instalados por el patriarcado; está tan instalado que hasta pensamos que es natural. Pero sí es posible pensar, sentir y actuar de modos diferentes, pues cuando las mujeres hemos hecho cosas juntas, hemos logrado mucho; por ejemplo, las marchas por “Ni una menos”, o el movimiento “Me too” (“Yo también”) que buscaban evidenciar las situaciones de violencia a las que estamos expuestas…
Porque el cambio de las estructuras desiguales, el fin de la violencia hacia nosotras, la equidad en los salarios y en el acceso a los cargos públicos solo lo podremos lograr si nos unimos como mujeres, dejando de lado los discursos que nos han hecho creer que no es posible trabajar y luchar juntas.
Pero con esto no quiero romantizar las cosas; es decir, no se trata de que “todas seamos amigas” o que no debamos discutir cuando tengamos ideas diferentes; sino que es preciso darnos cuenta que los discursos preestablecidos de rivalidad entre nosotras mantienen las desigualdades y violencias que vivimos.
Hoy las invito a no juzgar a la otra, a ponernos en el lugar de la otra, a acoger a la otra en su diversidad, a entender que si no luchamos juntas por el fin de la violencia, nos matarán por separado.
No somos rivales. Lo peor que nos puede pasar no es tener una jefa -y lo digo con conocimiento de causa-: yo tuve una jefa y créanme que en un mundo patriarcal ser jefa no es fácil. Las otras mujeres no son nuestras peores enemigas. No nacimos para competir entre nosotras. Si una mujer ha decidido quedarse en casa y ser madre las 24 horas del día, bien por ella. Si otra mujer ha decidido no tener hijos ni hijas, bien por ella. Si una quiere arreglarse, maquillarse y vestir de cierto modo, bien por ella. Si a otra no le gusta el maquillaje, bien por ella. No hay un único y cerrado modo de ser mujer, no hay un modelo de mujer a seguir. Mientras más diversidad, mientras más movimiento, mientras más diferencia, mientras más cuestionamiento, mejor.
Es el tiempo de mirarnos, de reconocernos y de caminar hacia la construcción de un mundo más equitativo, más inclusivo, un mundo donde no nos dé miedo salir de noche o vestir como queramos, donde sea posible poner fin a la violencia hacia nosotras y entre nosotras. El camino es largo, pero se hace camino al andar, se hace camino desde lo cotidiano aquí y ahora.
* Rocío Huamancondor Paz, abogada, con maestría en investigación y análisis de políticas públicas, coordinadora de redes de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular – ALER.
Foto: https://www.semana.com/
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