LA COLUMNA DEL DÍA | El espejo de la historia
Creado el Lunes, 26 de Abril del 2021 10:11:06 am | Modificado el 06/10/2021 01:37:45 pm

La campaña electoral para la segunda vuelta ha empezado y con ella se ha instalado por un lado el temor a que nuestro país caiga en manos de un gobierno comunista admirador del terrorismo y del otro lado un fuerte recelo hacia el retorno del fujimorismo abusivo y corrupto.
Los resultados de la primera vuelta grafican que tanto Perú Libre y Fuerza Popular en realidad son apenas las dos primeras minorías y para nada representan a la mayoría de hombres y mujeres del Perú.
El estilo de los candidatos es muy similar en algunos aspectos, ambos tienen un perfil conservador en los derechos sociales, manifestándose contra el aborto y la ideología de género, ambos provienen de liderazgos verticales, por el lado de Castillo desde el iutep Conare y por el lado de Fujimori, viene como herencia familiar. También coinciden en representar un cambio al modelo de gobierno de izquierda caviar imperante con claridad desde el 2011, copando las instituciones públicas para sí y en especial a los ministerios sociales como son Educación y Salud.
Sin embargo, la diferencia está en la propuesta de cambio, pues mientras Castillo y Cerrón quieren cambiar la estructura del Estado y llevarlo hacia el modelo comunista de corte estatista y totalitario, acusándolo de ser fallido y estar al servicio de los ricos. Fujimori propone dejar el modelo actual y volver hacia el camino de la economía de libre mercado para garantizar el crecimiento económico y con su política de mano dura recuperar la estabilidad política y social.
La propuesta de ambos lados es conocida. En el caso de Castillo, el Perú a partir del golpe militar de Juan Velasco implantó un modelo de estado socialista, que no es otra cosa que el mismo comunismo sin matar gente, no era necesario disparar, pues los militares tomaron el control absoluto del país expropiando las riquezas y suprimiendo la libertad de prensa, a nombre de la “revolución peruana”, y utilizando como símbolo de aquella infamia fue el humilde campesino. El resultado fue un bochornoso y descarado enriquecimiento de los altos mandos militares en las que no existió contrapesos políticos, sino hasta que la crisis económica terminó devolviendo a los militares a sus cuarteles y al campesino a su pobreza.
Con el regreso a la democracia en 1980, se desmontó el Estado socialista, pero quedó el estatismo, Belaunde devolvió la libertad de prensa, pero no liberalizó la economía, dejando el gobierno en medio de una crisis económica galopante y el asedio del terrorismo. Luego en 1985, García profundizó el estatismo, las empresas estatales que desde mediados de los 70s se sobre poblaron de personal, acumularon pérdidas económicas que el Estado ya no podía asumir y ante la falta de liquidez, la solución fue la emisión inorgánica de dinero, dicho en simple empezó a funcionar la llamada “maquinita”, que es la emisión de dinero sin respaldo por parte del BCR, la consecuencia fue la hiperinflación, los despidos masivos de trabajadores en las empresas estatales y un general empobrecimiento de los peruanos al que se sumaba el dolor que causaban las miles de muertes a manos del terrorismo.
Como respuesta al modelo estatista y su colapso económico, el Perú votó por un desconocido Ing. Alberto Fujimori, que sin mayor trayectoria política ganó la Presidencia e inmediatamente inició el desmontaje del estatismo, privatizó las empresas públicas, liberalizó la economía, nos reinsertó en el sistema financiero internacional, consiguiendo un amplio apoyo popular cuando cometió el autogolpe del 5 de Abril de 1992, del que salió legitimado al obtener una cómoda mayoría para el CCD que redactó la Constitución. El pueblo peruano mediante Referéndum aprobó en 1993 la nueva Constitución y le dio una apabullante reelección en 1995, aupado por la captura del líder terrorista Abimael Guzmán a manos de la GEIN de la Policía Nacional y la derrota militar del terrorismo. El abuso del poder y un video de su sombrío asesor Vladimiro Montesinos “comprando” a un congresista determinaron la caída del fujimorato y dieron la razón al país que masivamente se había volcado a las calles en contra de la inconstitucional re-reeleción del 2000.
Alberto Fujimori dejó al país sumido en medio de una profunda crisis política, pero con una economía recuperada y con un modelo de economía de mercado que nos había convertido en un país viable.
En una de las ironías más grandes de nuestra historia, ahora se enfrentan Pedro Castillo, que propone en su plan de gobierno un Estado comunista como el que construyó el dictador Velasco, y Keiko Fujimori, la hija del hombre que desmontó el modelo estatista y sacó adelante la economía del país, dejando una profunda crisis política y mucho rencor a su paso.
Para votar por el mal menor, es necesario mirar al espejo de nuestra propia historia y saber qué caminos ya hemos recorrido y cuáles fueron sus consecuencias.
* Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
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