LA COLUMNA DEL DÍA | De “candidatos” y candidatos: ¿y si esta vez elegimos mejor?
Creado el Martes, 12 de Noviembre del 2019 03:58:27 pm

Cada vez que llegan las elecciones recuerdo con nostalgia el Congreso de los años ochenta en que el debate era ideológico y la discusión se centraba en cuál era el mejor modelo de desarrollo para el Perú. Siendo aún niño y entendiendo poco, daba gusto escuchar, entre otros, a un Luis Alberto Sánchez del APRA, a Hugo Blanco y Daniel Estrada de la izquierda, a Felipe Osterling y Roberto Ramírez del Villar del PPC y ni que decir de Javier Diez Canseco. Sean de izquierda o de derecha, discrepando o no, había debate con decencia política y contenido. Comparar a estos excongresistas con los recientemente disueltos sería insultante.
Pero, volviendo a nuestro tiempo, resulta que ni bien se convocó a elecciones complementarias para el Congreso de la República, en las redes sociales aparecieron personajes anunciando que “varios” partidos políticos los buscan para ser candidatos; otros, más sinceros, se ofrecen para ser candidatos a ver si alguien los llama. En ese variopinto grupo de “pre-precandidatos”, así como encontramos a ilustres desconocidos –que nadie sabe de dónde salieron y menos qué hicieron–, también hallamos a mercenarias que utilizando una supuesta defensa de la mujer se acomodaron a quien los pudiera financiar, improvisados de siempre que nunca propusieron ni aportaron a la sociedad, hijitos de mamá, hermanísimos, empresarios con mucha plata que nunca han hecho labor social y, por último, a quienes por su cara bonita creen que deben ser congresistas.
Ese escenario resulta preocupante pues, de no aparecer buenos candidatos, tendremos que elegir de entre esos advenedizos. En este punto, otra añoranza me invade cuando recuerdo que antes los candidatos eran los líderes sociales, los que sin importar que tengan mucha plata eran reconocidos por las organizaciones sociales de base y por tanto conocían de cerca los problemas de la población a la que representaban y las pintas se hacían solo con ocre o aceite quemado. El aspirante a representante no necesitaba gastar tanto dinero en promocionarse porque ya era reconocido –precisamente por eso era candidato– por el trabajo realizado en su comunidad.
Ante eso es nuestra responsabilidad advertir que debemos cambiar el chip de una ciudadanía recortada, esa que se nos enseñaba desde la escuela, donde se nos dice que nos hacemos ciudadanos al cumplir 18 años y tras obtener nuestro Documento Nacional de Identidad ya podemos votar; de esa manera internalizamos que ejercemos ciudadanía al votar cada cuatro o cinco años y nada más.
Esta es una oportunidad de cambiar, de entender que no es cierto que estas decisiones les atañe solo a los políticos y da igual por quién se vota; aprendamos de nuestra historia reciente que nuestro voto afecta nuestro futuro y el de nuestros hijos. Sin embargo, para ejercer un voto responsable debemos informarnos bien –aunque en esta coyuntura de escaso tiempo sea muy difícil– de la trayectoria de nuestros candidatos: ¿qué venían haciendo antes de aparecer?; que no nos importe qué han hecho por sí mismos, lo importante es qué han hecho por los demás, por su comunidad; importan su trayectoria y credibilidad.
Lamentablemente se nos ha puesto en una situación que nos obligará a elegir en un brevísimo tiempo, sí o sí, de entre lo que hay: improvisados en su mayoría. Solo nos queda analizar y discernir bien las propuestas, pero sobre todo quién las hace; hay que tomar en cuenta también que las propuestas y promesas pueden ser muy buenas, pero de qué sirven si no se hacen realidad. Aunque el período sea corto, podría ser muy productivo. Parafraseando a César Vallejo, en este año en el Congreso hay, hermanos, muchísimo que hacer.
* Miguel Arista Cueva es docente y abogado. Consultor, conferencista, especialista en gestión pública, educación y derecho administrativo. Fue director regional de Educación de Áncash y del Colegio de Alto Rendimiento de Cajamarca.
Foto: Celag.
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