LA COLUMNA DEL DÍA | Crisis política nacional: ¿cambiar algo para no cambiar nada?
Creado el Viernes, 2 de Agosto del 2019 09:54:56 am | Modificado el 06/10/2021 01:34:27 pm

En plena campaña electoral para las elecciones generales de julio del año 2016, en Huaraz los hombres de prensa me preguntaron qué opinaba de los candidatos al Congreso. Al respecto, mi respuesta fue: “No hay nada que opinar porque, al no tener trayectoria –con excepción de los antecedentes de lucha ambientalista de Foronda–, lo único que sabemos de ellos es que tienen DNI y mucha plata para comprar su cupo y financiar la campaña”. A pesar de ello, fueron elegidos los congresistas que hoy tenemos.
Poco tiempo después, en octubre nomás, hicieron noticia por comprar turrones con dinero público. Y allí nomás, en su primera Navidad, a los seis meses de su mandato, “nuestros” congresistas –incluidos los ancashinos– hicieron noticia por regalarse a sí mismos generosas canastas, otra vez, con dinero de todos los peruanos. Entonces, mostré abiertamente mi indignación como ciudadano censurando esa acción de “congresistas canasteros y turroneros” que, con tremendo sueldo, fueron incapaces de comprar con “la suya”. Más adelante, públicamente promoví una recolección de firmas para solicitar la censura de la Mesa Directiva del Congreso, encabezada en ese entonces por Luz Salgado y Rosa Bartra, debido a la escandalosa compra directa por 15 millones de soles, observada luego por la Contraloría, con el silencio cómplice de “nuestros” congresistas. Cuando declaré en los medios y publiqué en redes sociales, muchos manifestaron su apoyo a este pedido de censura, pero muy pocos llegaron a firmar. Como en muchos otros casos, se indignan solo por Facebook; es decir, estamos abarrotados de ciudadanos virtuales.
Casi nadie –excepto los troles y fanáticos– discute que este sea el peor Congreso de la historia. ¿Podría ser peor? Muchos dicen que sí. En efecto, razones no les falta si miramos cómo oportunistamente aparecen candidatos que nunca hicieron nada por alguien que no sean ellos mismos. Varios –al igual que en el año 2016– se promocionan diciendo que son nuevos en política. En la campaña anterior era la coartada para justificar su nula experiencia en gestión pública o en actividades sociales en favor de la población. De esa manera, nadie hurgaría en sus antecedentes de inútiles y hasta de delincuentes. Así las cosas, cabe reflexionar quién es responsable de que tengamos el peor Congreso de la historia, quién eligió a los peores –porque hubo buenos candidatos también– y la respuesta es terrible: por acción u omisión… ¡fuimos nosotros! Es decir, los responsables de la crisis política nacional no son Kuczynski, ni Keiko, ni Vizcarra, ni los congresistas; somos nosotros, los ciudadanos, ¡por no saber elegir, por elegir mal! Tal vez como consuelo, y para ser coherente con la frase, ya que las culpas nunca son viudas, tendremos que concluir que todos somos corresponsables: los sinvergüenzas a los que elegimos, y quienes los elegimos pese a que no eran nadie o ya eran de lo peor.
Después de la propuesta de adelanto de elecciones celebrada por la multitud, dejándose llevar por la indignación y la emotividad, el consenso en la voz de la calle parece ser: ¡que se vayan todos! El debate está centrado en cómo salir de la crisis: si con el adelanto de elecciones o con la renuncia del presidente. No obstante, creo que esta medida es un salvavidas para el sistema político, aun con las reformas aprobadas, y podría ser “solo cambiar algo para no cambiar nada”. A menos que busquemos la forma de promover el ejercicio pleno de la ciudadanía y provocar una cultura cívica para ir a votar y votar bien, votar por alguien con trayectoria en su barrio, en su mercado, en su sindicato, en su colegio, en luchas sociales, con buena experiencia gestión púbica, etc.; de lo contrario, podríamos volver a elegir mal o peor, y resultará que “cambiamos algo para no cambiar nada”. Estimado amigo, recuerde: las culpas nunca son viudas, y de lo que elijamos en adelante solo nosotros, los electores, seremos responsables.
* Miguel Arista Cueva es docente y abogado. Consultor, conferencista, especialista en gestión pública, educación y derecho administrativo. Fue director regional de Educación de Áncash y del Colegio de Alto Rendimiento de Cajamarca.
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