Padre Sandro: misionero y mártir
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:32:40 pm
Yo lo traje de Bérgamo, Italia, en 980, le confié la parroquia de Santa. Durante 11 años fue un modelo de buen pastor hasta el 25 de agosto de 1991, en que derramó su sangre, víctima de los terroristas de Sendero Luminoso.
La fiel solicitud pastoral del padre Sandro fue muy clara: “Ser fiel hasta la muerte al pueblo que Dios le había confiado”.
- Un mes antes de su martirio fuimos con monseñor Sergio Gualberti, su amigo, para aconsejarle que saliera de Santa unas semanas para descansar pues estaba muy tenso, nos respondió: “Yo no puedo abandonar al pueblo que Dios me ha confiado en un tiempo de tanto peligro. El buen pastor da la vida por sus ovejas, como Jesús. No saldré”.
- Varias veces decía: “Yo seré el próximo misionero mártir…”
- Frente a su casa pintaron: “Extranjero… el Perú será tu tumba” (PCP).
El 14 de agosto los terroristas amenazaron así: “Si el obispo Bambarén no renuncia hoy, cada semana mataremos dos sacerdotes”. En vista de esta amenaza convoqué a todos los sacerdotes y religiosas el día 15, fiesta de Asunción de la Virgen, se analizó la situación tan grave: dos misioneros franciscanos conventuales asesinados en Pariacoto, dos bombas en la casa del obispo y otra contra la Comisión de Justicia Social.
Entonces dejé en libertad a todos para salir de la Diócesis “porque es su vida la que está amenazada y no la mía. Yo no voy a renunciar, siéntense libres para salir…”.
Don Sandro junto con otros misioneros dijeron: “Dice Jesús que es necesario que el grano de trigo muera para dar fruto… debemos estar dispuestos a regar con nuestra sangre esta tierra… nos quedamos. Si hemos de morir, moriremos por el bueno de Dios”.
- Nadie Salió: todos volvieron a sus parroquias dispuestos a morir. Entonces en la casa del obispo pusieron dos bombas.
- 24 horas antes de su muerte, el 24 de agosto, visitó a los catequistas de su extensa parroquia y se despidió. “Ustedes son testigos de lo que yo he hecho. Busquen el pan espiritual, estamos viviendo tiempos difíciles… la parroquia nunca los ha abandonado. Hay que organizarse en la comunidad para el compromiso. Hay que formarse y profundizarse en la fe. Vivir una fe más profunda… debemos ser agradecidos al Señor, y responder. Tienen que mantenerse unidos y perseverar firmes. Sean fieles al Señor y al compromiso”, les dejó por escrito.
El 25 de agosto (día de su martirio) dijo en su parroquia: “Tengo miedo de ir a Vinzos porque hoy me van a matar”. Le dijeron: “Padre, entonces no vaya, los catequistas pueden celebrar una paraliturgia”. Respondió: “Yo no puedo dejar al pueblo que Dios me ha confiado”.
Hermoso ejemplo de nuestro beato mártir de Santa y del Perú, que amó como Jesús, que dijo: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos por eso doy mi vida por ustedes”.
Gracias, padre Sandro, por tu testimonio al escribir tu testamento, no con tinta sino con tu sangre, de querer estar con nosotros para siempre.
Hace tres años ustedes me dieron una hermosa respuesta delante de monseñor Lino Belotti y de Camila, la misionera laica que acompañó al padre Sandro en Santa: queremos respetar la voluntad y memoria de nuestro hermano, si él en vida decidió ir de misionero al Perú, en Santa, y allí quiso permanecer en medio de la violencia hasta derramar su sangre por su pueblo, aceptamos que sea llevado a su parroquia de Santa.
Recemos para tener sus sagrados restos en la capilla dedicada a él, en su parroquia del Señor Crucificado de Santa.
*Luis Bambarén Gastelumendi
Obispo Emérito de Chimbote y expresidente de la Coferencia Episcopal Peruana