OPINIÓN. El paraíso del sicariato
Creado el Martes, 11 de Diciembre del 2012 06:38:58 pm
Ya lo hemos repetido hasta el cansancio. Matar en esta parte del país es tan fácil como quitarle un dulce a un niño. La vida no cuesta nada. La vida no vale nada para esos malditos que eliminan a balazo limpio a todo aquel que representa un estorbo para sus intereses. Así de salvajes son. Así de sangrientos. ¿Aún dudan de que ya casi somos otra Tijuana?
Esta temible realidad no es exclusiva de los chimbotanos, también la sufren nuestros vecinos de Casma, una provincia con 28 mil habitantes que representa apenas el 2.7 % de la población total de la región. Un pueblo que ya ha sido golpeado duramente con dos anteriores asesinatos que hasta el momento continúan impunes. Hoy, con el homicidio del alcalde Montalván, los casmeños tienen tanta sed de justicia que en cualquier momento terminarán levantándose. Que no nos extrañe.
En setiembre del año pasado, un par de sicarios cegó la vida del periodista Pedro Flores Silva, muy allegado al actual alcalde provincial José Montalván Macedo. Coincidencia o no, el domingo este último fue acribillado en similares circunstancias. Siete tiros acabaron con su existencia en la misma puerta de su casa, en pleno día. Los asesinos a sueldo huyeron dejando rastros que, aun estando en sus narices, de seguro la Policía jamás encontrará. ¿Qué nos dirá ahora el coronel Olivos? ¿Que el móvil fue por un lío de faldas? Ese es el argumento más fácil que alimenta aún más la indignación de la población.
En abril de este año otra autoridad de Casma fue cruelmente ultimada. El crimen del fiscal Luis Sánchez Colona, con apenas 31 años, nos dejó estupefactos y a sus familiares con la indignación de no ver hasta ahora refundidos en la cárcel a los autores. No olvidemos que el presunto sicario acusado de matarlo se dizque suicidó. ¿Alguien se traga ese cuento? O sea, otra vez la impunidad en su máxima expresión.
Tras este nuevo hecho sangriento muchos nos preguntamos qué más puede suceder para que las autoridades por fin se pongan los pantalones y nos den muestras de que hay voluntad para encontrar y meter tras las rejas a los responsables de este y otros crímenes. La lista de muertos que esperan justicia es bien larga y crece día a día.
Hace falta entonces una reforma de raíz en la Policía. Que todos esos policías corruptos que tanto daño le hacen a su institución sean expectorados y reemplazados por otros con verdadera vocación, que no teman enfrentarse al poder político y económico que tanto daño le hace a nuestra región. ¿Será que exigimos mucho?
Por el lado de la ciudadanía, no podemos acostumbrarnos a vivir en medio de tanta violencia. No podemos dejar de indignarnos ante la sangre que sigue derramándose incontrolable. Lo peor que podría sucedernos es que creamos que este tipo de crímenes nunca nos sucederán. No dejemos que la indiferencia se apodere de nosotros, que un asesinato ya nos parezca algo familiar. La impunidad es un mal que debemos desterrar y con ella a la corrupción. Ambos van de la mano, ambos son casi siameses. Ojalá esté cerca el día en que dejemos de ser el paraíso del sicariato. Soñar no cuesta nada.
Patricia Cardoza Cribillero
Editora del Diario Correo de Chimbote
Columna de opinión publicada hoy en el diario Correo de Chimbote.