OPINIÓN. De cupos y buses
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:33:49 pm
Y hablamos de estudios con ponderación altamente técnica, que hayan establecido el movimiento y/o cantidad de unidades (buses) que salen del Terminal Terrestre El Chimbador mediante la cual se pueda hacer una proyección de los volúmenes de pasajeros/día/semana/mes, con las variables de feriados y fines de semana largo que determinen cifras reales del flujo de usuarios en este terminal.
El anuncio de poner en uso un cobro nos llevan a interpretar que este tipo de itinerancias surgen, muchas veces, de las elucubraciones de funcionarios mediocres, avenidos a un cargo por alguna gracia, amistad o compromiso partidario; supuestos gerenciadores que no lucen precisamente por su brillantez o capacidad de gestión, de tal suerte que solo se esperan estos dos resultados de su paso por el cargo burocrático: o vegetan onerosamente para la planilla municipal o salen despavoridos tras descubrirles un acto de corrupción.
Tratar de imponer un cobro directo contra los usuarios del terminal terrestre argumentando que es válido porque “en otros terminales lo hacen” es sentar las bases de la inoperancia al grado de insensatez absoluta. Lo que se debe hacer es una exhaustiva revisión del terminal, acopio de información técnico administrativa, datos estadísticos relevantes, estudio de mercado, análisis contable y proyección ecoeficiente para tener un bagaje de conocimiento tal que permita sentar directivas y lineamientos de desarrollo. Hacer cualquier tipo de acciones sin tener lo antes señalado solo significará una cuestión pasajera; realizar cositas por aquí, allá o acullá solo será un engañamuchachos, pues si se quiere hacer algo en serio... ¡pónganse a trabajar!
Al nuevo administrador del terminal terrestre no creo que se le conozca más allá de los recintos del MIR “Río Santa Caudaloso”. Y con su primera exposición mediática ha dado la clarinada de que esta será una mala o pésima gestión, puesto que habiendo condicionado la mejora del terminal a la captación de la (antes también llamada) “tasa por embarque”, es previsible que esta gestión administrativa ya fracasó de plano. La colectividad usuaria no solo se rehusará al cobro, sino que las entidades protectoras de los consumidores ya deben estar redactando sendos informes en contra de la arbitraria, abusiva, incorrecta y antitécnica medida.
Hace poco tiempo atrás se tuvo conocimiento que cerca del 25% de las empresas interprovinciales de transporte masivo que arriendan oficinas en el terminal terrestre son eternos deudores. Y la administración de recinto, y por extensión la propia MPS, aún no pueden hacer efectivo el cobro de los alquileres; o sea, son contemplativos y parsimoniosos con quienes ocasionan descaradamente deterioro del terminal. Allí es donde debían mostrar seriedad y autoridad. Al mal inquilino se le echa y se busca su reeemplazo de inmediato. Las tarifas deben ser reguladas técnicamente, al precio del mercado.
Pero, además, el terminal terrestre permite que se agencie dinero a través de la publicidad estática interior y exterior, permite obtener recursos de la publicidad aérea y logra ganancias por el uso de su zona de estacionamiento. Aunque en un principio nunca se dejó sentado el alquiler de los servicios higiénicos (con lo que hasta hoy no se está de acuerdo), lo cierto es que se ha concesionado los lavabos, inodoros y urinarios. ¿Se da debida información de estos ingresos? ¿Existen los recibos, boletas de venta o facturas de cada uno de estos rubros que -se supone- son de las arcas del terminal terrestre?
Siempre se supo que los ingresos totales tendrían un uso definido. Por un lado, debían representar una parte para el autosostenimiento del personal del terminal, Otra porción debía servir para reinvertir en mantenimiento, ampliaciones y mejoras de la infraestructura del centro de megatransbordos. Y una última cuota debía quedar como reserva neta, para programas de cultura de tránsito, capacitación, equipamiento, etc.
Lo primero que se debe hacer es dar información amplia y transparente de la forma en que se administra el terminal terrestre. Buscar apoyo o asesoría de los colegios profesionales competentes, revisar experiencias anteriores para tener un horizonte de datos reales con los que se pueda generar expectativa. Entonces, elaborar un sustancial informe que se entregue al pleno de regidores de la MPS para su estudio y posterior debate. Pero se hace todo al revés. Se sale con propuestas más que descabelladas, con un tufo a prepotencia miliciana y encima ocultando información sustantiva sobre el estado actual del terminal terrestre.
Así, evidentemente, las cosas no marchan con profesionalismo. La propuesta tendrá un contundente rechazo. Y ya que dejaron expuestas sus intenciones, los miles de usuarios estarán alertas a cualquier atisbo de establecimiento de un ‘sobrecosto’ que no tiene asidero válido.
Mark Orrillo Clipo
Periodista