OPINIÓN. “Chapa a tu hijo y evita que sea choro”
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:33:50 pm
Este tipo de discursos anclan hondo en un país como el nuestro, cuyas instituciones están carcomidas por la ineptitud y la corrupción, pero sobre todo, con una estructura psicológica tan precaria y una identidad hecha con edulcorante. Esta estructura e identidad están debilitadas constantemente por la televisión violenta, el tránsito violento, la política violenta, el comercio violento, el patriotismo violento, el deporte violento, etcétera; por lo tanto es “normal” que los peruanos quieran utilizar la violencia para tratar de solucionar todo.
Según el Barómetro de las Américas 2014, el Perú es el país con el mayor índice de victimización en Latinoamérica. Más del 30 % de peruanos ha sido víctima de algún delito el año pasado. Pero la violencia no se expresa solo en la inseguridad ciudadana. Por ejemplo, el Perú se ubica en el deshonroso primer lugar en casos violación sexual en Sudamérica y tercero en el mundo. Diariamente se reportan 48 casos, dos por hora, y casi el 50 % de estos ocurren en el hogar de la víctima, que en su gran mayoría son niñas. ¡Como si se tratara de la peor pesadilla!
La falta de políticas públicas no es monopolio de este gobierno. No se recuerdan planes eficientes para frenar la violencia en el Perú y, peor aún, las políticas de prevención han sido inexistentes. Es por eso que ante las estrategias violentas e inútiles de tipo “Chapa tu choro”, que solo buscan saciar un ánimo perverso de la población, se opone la campaña “Chapa a tu hijo y evita que sea choro”. Si el Estado no ha emprendido -ni emprenderá- un verdadero programa sociocultural para modificar las estructuras violentistas, los peruanos pueden emprender su propia campaña tomando la prevención “en sus manos”.
Es harto conocida la experiencia de Medellín, que como reza su slogan es actualmente una “Ciudad para la vida”. Hace un par de décadas la capital de Antioquia era relacionada únicamente con el narcotráfico y la violencia (era la más peligrosa del mundo); hoy Medellín suena a convivencia y modernización. ¿Cómo lo logró? No saliendo a “linchar” personas, sino teniendo a las personas como centro de sus proyectos culturales, algo impensable en un país como el nuestro, cuyas autoridades y políticos ven la cultura como algo inútil, sin entender que solo a través de los cambios culturales ocurren los cambios sociales, y por ende es la única forma real de hacer “política”. El desdén y la ignorancia hacia la cultura en el Perú se evidencia en sus miserables presupuestos destinados y su pobre y populista discurso.
“Chapa a tu hijo y evita que sea choro” propone que en lugar de salir a golpear delincuentes, se logre prevenir que nuestro hijo (familiar, amigo o vecino) se convierta en uno a través del cambio sociocultural. Primero debemos humanizar al “choro”; quiero decir, aunque no lo creamos, el “choro” es un ser humano. Eso significa que al igual que todos nosotros, su vida exterior es producto de una vida interior que ha sido construida afectivamente. Por lo tanto, es probable que si desde pequeños desarrollamos una cultura de cariño, tiempo y comprensión, crezcan seguros de sí mismos y se sientan capaces de soñar con un futuro no sangriento. Leerles un cuento, jugar con ellos, pasear por lugares naturales, llevarlos al teatro o que aviven sus sentidos a través de la música, las artes plásticas y el ejercicio, contribuiría a frenar aquellos arrebatos malsanos.
“Chapa a tu hijo y evita que sea choro” hablándole de cómo funcionan (o deberían funcionar) las instituciones; cuéntales quién es el presidente, los congresistas, los alcaldes, los jueces, los policías, los políticos, etcétera; que sepa cuáles son sus derechos y deberes como ciudadano. Enséñale a ser solidario, honesto y responsable; que respete a todos por igual sin distinciones de ningún tipo. Cuéntale la verdad sobre la historia del Perú; que sepa que el terrorismo contra el Estado que lideró Abimael Guzmán fue tan perverso como el terrorismo bicéfalo de Estado que encabezaron Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
Si eres un padre o madre que nunca estuvo con su hijo, que lo trató mal o que nunca le enseñó a respetar a los demás, solo te quedará salir a golpear “choros”, entre los cuáles -es lo más seguro- estará tu hijo (familiar, amigo o vecino). Por eso, “Chapa a tu hijo y evita que sea choro”, y como no crees en las autoridades o el Estado, tú mismo/a organízate en tu comunidad y realiza eventos culturales donde todos se puedan expresar; propicia los espacios públicos para que aprendan a cuidar su infraestructura y a vivir en sociedad. Y como siempre hay tiempo para la indignación, quéjate también de la baja calidad educativa y la falta de edificios para la ciencia y la cultura: bibliotecas, teatros, museos, institutos de investigación, entre muchos otros; marcha, protesta, haz carteles, cuelga banners de poste a poste.
“Chapa a tu hijo y evita que sea choro”, tu hijo y el resto del país te lo agradeceremos.
César Alberto Sánchez Lucero
Escritor y gestor cultural, egresado del Programa de Gobernabilidad y Gerencia Política (PUPC), director de Cola de Lagartija.