CRÓNICA. La otra tragedia: obreros calcinados dejan hijos huérfanos
Creado el Jueves, 5 de Abril del 2012 12:17:29 am
Hace pocos más de un mes Wilder había conseguido el contrato para brindar el servicio de mantenimiento y soldadura de los tanques de aceite de pescado de la empresa Colpex S.A.C. Trece trabajadores en total estaban dedicados, en distintos turnos, a las labores dentro de la empresa, situada en la intersección de los jirones Huancavelica y Junín del pueblo joven Florida Baja.
Hoy, cerca de las 11 de la mañana, Wilder y sus compañeros realizaban estas funciones cuando fueron alcanzados por la muerte. Él y seis de sus amigos estaban dentro de uno de los tanques de almacenamiento del aceite de pescado. Desde fuera del tanque otros seis obreros realizaban labores de soldadura. De pronto una chispa, sumada a la negligencia de no contar con las herramientas necesarias, provocó una primera explosión.
De inmediato el fuego se expandió a lo largo de todo el tanque que –al parecer– contenía residuos de aceite de pescado. Wilder Vásquez, Jhonatan Acaro, Wilson Abad, José Pajares, Enrique León, así como José Torres y Ever Vásquez, quienes dejan cada uno un hijo de tres años en la orfandad, luchaban desesperados por salir, pero no lograron escapar del infierno.
“Yo estaba en mi casa desde donde vi fuego. Avisé a los bomberos y con mis vecinos tocamos la puerta de la fábrica para ayudar. Desde adentro se escuchaba que los trabajadores gritaban, pedían auxilio. Fueron momentos terribles”, narra José Alva, uno de los testigos.
Cuando las puertas de la fábrica se abrieron para dar paso a los bomberos, los cuerpos de los obreros ya estaban carbonizados. A lo lejos, solo los cráneos que se dejaban ver en medio de las cenizas daban cuenta de la tragedia vivida por los siete fallecidos, quienes dejan a sus familias destrozadas con su partida.
UN DÍA ANTES CELEBRARON…
Contradicciones de la vida, horas antes de la tragedia los siete obreros calcinados festejaban juntos entre arengas y emotivas celebraciones. “Se habían reunido para ver jugar al Barcelona. Toda la tarde estaba contenta, gritando los goles. Me pidieron que les prepare ají de gallina, comieron rico y se pusieron a ver el partido. No dejaron de reír. Qué pena lo que pasó”, lamenta la encargada de distribuir los almuerzos en la fábrica. (Sistema informativo RSD).