Informe de la semana: El grito de auxilio de la sociedad de hoy
Creado el Viernes, 26 de Octubre del 2018 02:37:31 am
Era un hombre ciego, sentado al borde del camino, que pedía limosna para poder vivir. En una sociedad cerrada, que descartaba a sus ciudadanos por alguna enfermedad, discapacidad o pobreza, la suerte estaba echada. Aquel hombre no podía ver, pero los demás se volvieron ciegos por comodidad, por indiferencia.
Estamos tan acostumbrados a la realidad de todos los días, que ya no conmueven. Jesús pasa por Jericó y, al igual que sus seguidores e incluso discípulos y demás curiosos, escucha la voz que clama: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Probablemente era el grito de todos los días, el pedido de misericordia, pero la frecuencia del hecho no calaba en el corazón de sus compatriotas.
Bartimeo, un hombre con nombre propio, era consciente de su ceguera, “que pueda ver”, responde a la pregunta de Jesús. Y es que se valora más lo que cuesta conseguir, aquello por lo que se lucha, los anhelos que se guardan en el corazón, aquello que se pierde pero que deja la esperanza de ser recuperado.
El gesto de abrir los ojos a la realidad, para Bartimeo, es una nueva oportunidad de disfrutar la vida, pero además quiere redescubrirla cerca de Jesús. Dios actúa, pero somos nosotros contribuyendo a mejorar nuestra realidad. Ver es tomarse el tiempo para buscar una nueva perspectiva a lo que aparece frente a nuestros ojos.
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