Informe de la semana: Dichosos los que creen sin haber visto
Creado el Viernes, 6 de Abril del 2018 08:05:45 am | Modificado el 11/10/2021 04:39:23 pm
La primera experiencia de fe nace de manera individual, pero la madurez espiritual llega en comunidad. Jesús llama a sus discípulos por su nombre y, después de prepararlos, los envía a compartir las Buenas Nuevas. Así es como actúa la fe, en comunidad, y da frutos que también benefician a la comunidad.
Las dudas y los miedos no podrían superarse si nos encerramos en nosotros mismos. Tomás dudaba de la resurrección de Jesús y lo hace notar, pero es el mismo Jesús quien rompe con esa barrera que se levanta en la fe de este discípulo, mostrándose en medio de sus seguidores. Ya no era solo la experiencia individual, sino un desafío de convertir esa confesión de fe en un compromiso público de velar por ella.
Pretender que la fe es como una chispa que se enciende en un abrir y cerrar de ojos es una idea romántica. La fe es un proceso que parte de la experiencia particular para volverse fructífera en medio de la comunidad. “El camino de la fe no es fácil, pero en medio de la comunidad se fortalece”, advierte el sacerdote Eduardo Pimentel Carranza.
Muchos pretendemos ver para creer, al estilo de Tomás. Sin embargo, Jesús visibiliza a un grupo humano que cree para ver, que no condiciona la fe, sino que la comparte con los demás. Hoy la realidad se presenta como un reto para comprometer nuestra vida en la búsqueda del bien común y al servicio de la fe fructífera y compartida.
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