Creado el Sábado, 2 de Junio del 2018 01:23:02 am

Informe de la semana

Ir por el mundo, hacer discípulos, anunciar las Buenas Nuevas, bautizar en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo solo es el principio del largo camino de la fe en un mundo cada vez más fracturado. Sin embargo, Jesús llama al hombre a sumarse al equipo que busca la justicia, que cree en el amor y que trabaja por la paz, construyendo así comunidades que se reúnen alrededor del “cuerpo y la sangre” de Jesús.
El reto de la fe es hacer comunidad, una comunidad que va en auxilio de quienes piden ayuda o de quienes sufren en silencio, una comunidad que va al encuentro de mujeres despojadas de sus derechos, que acoge a niños y niñas, participa de la formación de hombres respetuosos de Dios y sus semejantes y promueve el amor fraterno, para que nunca falte el pan de la comunión.
La institución de la Eucaristía nos recuerda el deber de estar alertas ante cualquier injusticia o necesidad, a compartir las Buenas Nuevas y el alimento físico, a ser una comunidad constante y responsable con el prójimo, porque “una Iglesia que no es consecuente con su fe, no sirve”, reflexiona el sacerdote Fernando Asín Castellón.
 “Tomad, esto es mi cuerpo”, dijo Jesús y PARTIÓ el pan y, sigue diciendo: “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos”… y también comparte el vino con los discípulos. Jesús vive la comunión y pone en práctica lo que dice, una invitación a ser coherentes con nuestras vidas y con la profesión de fe.   

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