EDITORIAL SODOMCO: la sociedad del cansancio
Creado el Martes, 15 de Marzo del 2016 09:59:12 am | Modificado el 06/10/2021 01:28:19 pm
He descubierto hace poco, y con gran sorpresa que ahora se discute en todo el mundo sobre la “sociedad del cansancio”. Ha sido formulada principalmente por un coreano que enseña filosofía en Berlín, Byung-ChuI Han. El pensamiento no siempre es claro y, algunas veces, discutible.
Independientemente de las teorizaciones, vivimos en una sociedad del cansancio. En medio de tantas noticias “políticas” tan desagradables, sufrimos ahora no solamente cansancio, sino también un tremendo desánimo y abatimiento atroz.
Ciertamente, la aceleración del proceso histórico y la multiplicación de sonidos, de mensajes, la exageración de estímulos y comunicaciones, especialmente por el marketing comercial, por los teléfonos móviles con todas sus aplicaciones, la superinformación que nos llega a través de los medios sociales, nos producen “enfermedades neuronales”: causan depresión, dificultad de atención y síndrome de hiperactividad.
Efectivamente, llegamos al final del día estresados y desvitalizados. No dormimos bien, estamos agotados.
Con ello voy a un punto importante que tenemos que considerar: “Toda amenaza a la dignidad y a la vida del ser humano repercute en el corazón mismo de la Iglesia, afecta el núcleo de su fe en la encarnación redentora del Hijo de Dios, la compromete en su misión de anunciar el Evangelio de la vida por todo el mundo y a cada criatura (Cf. EV, 3 – Juan Pablo II).
Ante estas circunstancias, tenemos la urgente necesidad de analizar lo que nos pasa a partir de una perspectiva justa. Esta perspectiva debe estar centrada en la verdad del ser humano, que es descubierta por la razón y confirmada por el Evangelio de Jesucristo, que proclama y promueve la auténtica dignidad y la natural vocación social de la persona.
La enseñanza social de la Iglesia ofrece orientaciones para la promoción de los derechos humanos, para la tutela de la familia, para el desarrollo de instituciones políticas auténticamente democráticas y participativas, para una economía al servicio del ser humano, para un nuevo orden institucional que garantice la justicia y la paz y para un nuevo orden internacional que garantice la justicia y la paz y para una actitud responsable hacia la creación.
La vocación cristiana tiene implicaciones sociales ya que Jesús nos ordenó a continuar su misión de propagar el Reino del amor, justicia y paz.
Por tanto busquemos objetivamente analizando las distintas propuestas en base a la información de primera mano, a la que podemos acceder con facilidad gracias al internet y apoyemos las que nos e alejan de la vivencia del Evangelio.
Escuche la versión radial:
Foto: El Comercio
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