Papa Francisco: “No hay santidad sin alegría”
Creado el Lunes, 1 de Noviembre del 2021 04:45:27 pm | Modificado el 02/08/2024 10:56:49 am
En el Día de Todos los Santos, el papa Francisco reflexionó sobre los dos aspectos del estilo de vida de los santos: la alegría y la profecía antes de rezar el Ángelus.
El pontífice comentó que “la santidad no es un programa de vida hecho solo de esfuerzos y renuncias, sino que es ante todo el gozoso descubrimiento de ser hijos amados por Dios”.
Afirmó que la santidad no es una conquista humana, es un don que recibimos.
“Somos santos porque Dios, que es el santo, viene a habitar nuestra vida. ¡Por eso somos bienaventurados! La alegría del cristiano, por tanto, no es la emoción de un momento o simple optimismo humano, sino la certeza de poder afrontar cada situación bajo la mirada amorosa de Dios, con la valentía y la fuerza que proceden de Él”, manifestó.
“Sin alegría, la fe se convierte en un ejercicio riguroso y opresivo, y corre el riesgo de enfermarse de tristeza”, enfatizó.
El obispo de Roma animó a interrogarnos sobre esto: ¿somos cristianos alegres? ¿transmitimos alegría o somos personas aburridas y tristes con cara de funeral? y recordó: ¡no hay santidad sin alegría!
Pasando al aspecto de la profecía, Francisco reiteró que “las bienaventuranzas están dirigidas a los pobres, a los afligidos, a los hambrientos de justicia. Es un mensaje a contracorriente”, afirmó.
También dijo que el mundo, de hecho, dice que para ser feliz tienes que ser rico, poderoso, siempre joven y fuerte, tener fama y éxito. Jesús abate estos criterios y hace un anuncio profético: la verdadera plenitud de vida se alcanza siguiéndole, practicando su Palabra. Y esto significa ser pobres por dentro, vaciarse de uno mismo para dejar espacio a Dios.
El sucesor de Pedro sostuvo que las bienaventuranzas son la profecía de una humanidad nueva, de un modo nuevo de vivir: hacerse pequeño y encomendarse a Dios, en lugar de destacar sobre los demás; ser manso, en vez de tratar de imponerse; practicar la misericordia, antes que pensar solo en sí mismo; trabajar por la justicia y por la paz, en vez de alimentar, incluso con la connivencia, injusticias y desigualdades.
(L.U. – RSD Noticias).