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Vencer miedos e inercias para dar razón de la esperanza con audacia y sabiduría, el Papa en el Ángelus
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:25:59 pm
con Jesús en la Eucaristía en las misas de la mañana celebradas en el santuario-, el Papa Benedicto rezó la oración mariana del Ángelus en el día de san Esteban.“La fiesta de San Esteban prolonga el fervor de la Navidad y se convierte en una invitación a pedir al Niño Dios que renueve nuestra fe y la haga más activa por la caridad”, expresó en español el obispo de Roma, motivando la súplica a vencer los miedos e inercias. Para concluir deseando a todos nuevamente “una santa y feliz Navidad”.
"La novedad del anuncio está en la profundidad de la inmersión en Cristo"
(RV).- En su reflexión previa a la oración del Ángelus el Papa explicó que en Esteban “se verificó plenamente la promesa de Jesús reportada por el texto evangélico de hoy, que los creyentes llamados a dar testimonio en circunstancias difíciles y peligrosas no serán abandonados e indefensos: el Espíritu de Dios hablará en ellos”.
Después de referirse al primer mártir el Papa expresó: “también nosotros estamos llamados a fijar la mirada sobre el Hijo de Dios que en el gozoso de la Navidad contemplamos en el misterio de su Encarnación”. Manifestó que con el Bautismo y la Confirmación, con el precioso don de la fe alimentada por los Sacramentos de la Iglesia, especialmente por la Eucaristía, “Jesucristo nos ha unido a Sí y quiere continuar en nosotros, con la acción del Espíritu Santo, su obra de salvación, que todo lo rescata, mejora, eleva y conduce a cumplimiento. Dejarse atraer por Cristo, como hizo san Esteban, significa abrir la propia vida a la luz que nuevamente la llama, la orienta y la hace recorrer el camino del bien, el camino de una humanidad según el diseño del amor de Dios”.
Finalmente Benedicto XVI explicó que “san Esteban es un modelo para todos aquellos que quieren colocarse al servicio de la nueva evangelización”, y afirmó que “La novedad del anuncio está en la profundidad de la inmersión en el misterio de Cristo, de la asimilación de su palabra y de su presencia en la Eucaristía, de modo que Él mismo, Jesús vivo, pueda hablar y actuar en su enviado. En sustancia, el evangelizador se hace capaz de llevar a Cristo a los demás de manera eficaz cuando vive de Cristo, cuando la novedad del Evangelio se manifiesta en su misma vida”.
jesuita Guillermo Ortiz-RV
TEXTO PALABRAS DEL PAPA EN IDOMA ESPAÑOL ÁNGELUS 26.12.12
"Dirijo un cordial saludo a los peregrinos de lengua española aquí presentes y a cuantos participan en esta oración mariana a través de los medios de comunicación social. La fiesta de San Esteban prolonga el fervor de la Navidad y se convierte en una invitación a pedir al Niño Dios que renueve nuestra fe y la haga más activa por la caridad. A Él también le suplicamos que el ejemplo de fidelidad al Evangelio de este primer mártir ayude a los cristianos a vencer sus miedos e inercias, para que así puedan dar razón de su esperanza a quien se la pidiere, con audacia y sabiduría. De nuevo deseo a todos una santa y feliz Navidad. Muchas gracias".
TEXTO PALABRAS DEL PAPA EN IDIOMA ITALIANO ÁNGELUS 26.12.12
Queridos hermanos y hermanas:
Cada año, el día después de la Navidad del Señor, la liturgia nos hace celebrar la fiesta de san Esteban, diácono y primer mártir. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos lo presenta como a un hombre lleno de gracia y de Espíritu Santo (cfr At 6,8-10; 7,55); en él se verificó plenamente la promesa de Jesús reportada por el texto evangélico de hoy, que los creyentes llamados a dar testimonio en circunstancias difíciles y peligrosas no serán abandonados e indefensos: el Espíritu de Dios hablará en ellos (cfr Mt 10,20). El diácono Esteban, en efecto, obró, habló y murió animado por el Espíritu Santo, testimoniando el amor de Cristo hasta el extremo sacrificio. El primer mártir viene descrito, en su sufrimiento, como imitación perfecta de Cristo, cuya pasión se repite hasta en los detalles. La vida de san Esteban está enteramente plasmada por Dios, configurada a Cristo; en el momento final de la muerte, de rodillas, él eleva la oración de Jesús en la cruz, confiándose al Señor (cfr At 7,59) y perdonando a sus enemigos: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado"(v. 60). Lleno del Espíritu Santo, mientras sus ojos están por apagarse, él fija la mirada en “Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios” (v. 55), Señor de todo y que a todos atrae a Él.
En el día de san Esteban, también nosotros estamos llamados a fijar la mirada sobre el Hijo de Dios que en el gozo de la Navidad contemplamos en el misterio de su Encarnación. Con el Bautismo y la Confirmación, con el precioso don de la fe alimentada por los Sacramentos, especialmente por la Eucaristía, Jesucristo nos ha unido a Sí y quiere continuar en nosotros, con la acción del Espíritu Santo, su obra de salvación, que todo lo rescata, mejora, eleva y conduce a cumplimiento. Dejarse atraer por Cristo, como hizo san Esteban, significa abrir la propia vida a la luz que nuevamente la llama, la orienta y la hace recorrer el camino del bien, el camino de una humanidad según el diseño del amor de Dios.
Finalmente, san Esteban es un modelo para todos aquellos que quieren colocarse al servicio de la nueva evangelización. El demuestra que la novedad del anuncio no consiste propiamente en el uso de métodos o técnicas originales, que ciertamente tienen su propia utilidad, sino en el ser colmados del Espíritu Santo y dejarse conducir por El. La novedad del anuncio está en la profundidad de la inmersión en el misterio de Cristo, de la asimilación de su palabra y de su presencia en la Eucaristía, de modo que Él mismo, Jesús vivo, pueda hablar y actuar en su enviado. En sustancia, el evangelizador se hace capaz de llevar a Cristo a los demás de manera eficaz cuando vive de Cristo, cuando la novedad del Evangelio se manifiesta en su misma vida. Recemos a la Virgen María, para que la Iglesia, en este Año de la fe, vea multiplicarse a los hombres y a las mujeres que, como san Esteban, saben dar un testimonio convencido y valeroso del Señor Jesús.