Sabías que?
Creado el Domingo, 9 de Octubre del 2016 01:09:32 am
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL
AMORIS LÆTITIA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
182. Ninguna familia puede ser fecunda si se concibe como demasiado diferente o « separada ». Para evitar este riesgo, recordemos que la familia de Jesús, llena de gracia y de sabiduría, no era vista como una familia « rara », como un hogar extraño y alejado del pueblo. Por eso mismo a la gente le costaba reconocer la sabiduría de Jesús y decía: « ¿De dónde saca todo eso? […] ¿No es este el carpintero, el hijo de María? » (Mc 6,2-3).
« ¿No es el hijo del carpintero? » (Mc 6,2-3). « ¿No es este el hijo del carpintero? » (Mt 13,55). Esto confirma que era una familia sencilla, cercana a todos, integrada con normalidad en el pueblo. Jesús tampoco creció en una relación cerrada y absorbente con María y con José, sino que se movía gustosamente en la familia ampliada, que incluía a los parientes y amigos. Eso explica que, cuando volvían de Jerusalén, sus padres aceptaban que el niño de doce años se perdiera en la caravana un día entero, escuchando las narraciones y compartiendo las preocupaciones de todos: « Creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día » (Lc 2,44). Sin embargo a veces sucede que algunas familias cristianas, por el lenguaje que usan, por el modo de decir las cosas, por el estilo de su trato, por la repetición constante de dos o tres temas, son vistas como lejanas, como separadas de la sociedad, y hasta sus propios pa- rientes se sienten despreciados o juzgados por ellas.