La Palabra del día 30 de abril del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:06 pm
No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado."
REFLEXIÓN.
Tres momentos después del lavatorio de los pies:
1. Imitación. Los discípulos del Señor tienen que imitar a su maestro en el lavar los pies a sus hermanos. Es decir, Jesús, se hizo su servidor, así ellos han de ser servidores de los demás. Lavar los pies también significa ser portadores del perdón de Dios.
2. Traición. El Señor entregó todo de sí en la Última cena, sus enseñanzas y su vida en la Eucaristía. No pudo haber mayor acto de amor del Señor, sin embargo, en ese mismo contexto recibe el peor desamor, la traición de uno de sus amigos.
3. Representantes. Los discípulos en la evangelización actuarán en la persona de Cristo, por eso quien los reciba, a él mismo reciben y recibiéndole a él, reciben al Padre. Hay una identificación profunda de Jesús con cada uno de sus discípulos.
- Jesús nos “lava los pies” cada vez que vamos con fe a la Cena que él nos preparó, cuando con corazón contrito le pedimos perdón. Esa actitud de servicio y de amor la hemos de reproducir para los demás. Ten un feliz día.
HECHOS 13,13-25.
En aquellos días, Pablo y sus compañeros se hicieron a la vela en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Juan los dejó y se volvió a Jerusalén. Desde Perge siguieron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la Ley y los profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: "Hermanos, si queréis exhortar al pueblo, hablad." Pablo se puso en pie y, haciendo seña de que se callaran, dijo: "Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso; unos cuarenta años los alimentó en el desierto, aniquiló siete naciones en el país de Canaán y les dio en posesión su territorio, unos cuatrocientos cincuenta años. Luego les dio jueces hasta el profeta Samuel. Pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, que reinó cuarenta años. Lo depuso y nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos." Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.""
SALMO 88. CANTARÉ ETERNAMENTE TUS MISERICORDIAS, SEÑOR.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad." R. Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso. R. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán, por mi nombre crecerá su poder. Él me invocará: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora." R.
Fray Luis Galindo,O.P.