La Palabra del día 26 de junio del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:13 pm
"Quiero, queda limpio." Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés."Reflexión. Jesús acaba de impartir el primer y más importante de sus cinco sermones en el evangelio de Mateo. Hoy comenzamos una sección narrativa, donde Jesús enseña a través de obras de bien para las personas, en especial para los más desfavorecidos.
1. Leproso. Al bajar Jesús del monte, donde pronunció su discurso, le sale al encuentro un leproso. La lepra en aquel tiempo, era un mal incurable; era realmente una desgracia para quien lo contraía. Además, se pensaba que era un castigo divino. La persona quedaba impura y nadie se le debía acercar; debía vivir fuera de la ciudad y apartado de sus seres queridos. En consecuencia vivía en profunda soledad y abandono.
2. Le toca. La persona con lepra no podía acercarse a nadie. En este caso el pobre hombre rompe la ley y se acerca a Jesús para, lleno de confianza y humildad, pedirle la curación. El Señor hace algo insólito: le toca, no se le podía hacer eso, porque se quedaba impuro. Una vez curado tenía que ir a un sacerdote para que lo declare sano y así sea reincorporado en la sociedad. Jesús restaura integralmente a este ser humano.
- En sentido espiritual la lepra es el pecado, que nos aparta de la comunión de los santos y nos quita la libertad. Vengamos a Cristo y pidámosle con humildad que nos restaure de todos nuestros males. Ten un feliz día.
Génesis 17,1.9-10.15-22. Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el señor y le dijo: "Yo soy el Dios Saday. Camina en mi presencia con lealtad." Dios añadió a Abrahán: "Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones. Éste es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes y que habéis de guardar: circuncidad a todos vuestros varones." Dios dijo a Abrahán: "Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré, y te dará un hijo, y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones." Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo: "¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?" Y Abrahán dijo a Dios: "Me contento con que te guardes vivo a Ismael." Dios replicó: "No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes, y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas." Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.
Salmo 127. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
Fray Luis Galindo,O.P.