La Palabra del día 26 de enero del 2016
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:45 pm
La gente que tenía sentada alrededor le dijo: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan. Les contestó ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y, paseando la mirada por el corro, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.Reflexión. Jesús no niega a su familia biológica, al contrario, aprovecha la ocasión para ensanchar los miembros de su familia espiritual.
1. Lo mandaron llamar. No sabemos los motivos por los que su familia le busca, podemos suponer que se trata de una preocupación por él, sus enseñanzas y acciones desde que salió de Nazaret daban mucho de que hablar a la gente. O, simplemente es la necesidad natural de buscar a un miembro que ha salido del hogar. En todo caso, la ocasión es reveladora.
2. Éstos son mi madre y mis hermanos. El Hijo de Dios vino al mundo en una familia natural, excepto su concepción. Pero, en el texto de hoy, abre a todos la posibilidad de ser sus parientes. Toda persona que crea en él y busque la voluntad de Dios es su verdadera familia. María, antes de ser su madre biológica, cumplió como nadie la voluntad de Dios.
- Demos gracias a Dios Padre por habernos hecho familia de Jesús, pidámosle que nos ayude a serlo de verdad, buscando cumplir su voluntad. Ten un feliz día.
2 Timoteo 1:1-8. Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios para anunciar la Promesa de vida que está en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido. Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien, como mis antepasados, rindo culto con una conciencia pura, cuando continuamente, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones. Tengo vivos deseos de verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de alegría. Pues evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti. Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza. No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; sino, al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios.
Salmo 96:1-3, 7-8, 10. ¡Cantad a Yahveh un canto nuevo, cantad a Yahveh, toda la tierra, cantad a Yahveh, su nombre bendecid! Anunciad su salvación día tras día, contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas. Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid a Yahveh gloria y poder, rendid a Yahveh la gloria de su nombre. Traed ofrendas y en sus atrios entrad, Decid entre las gentes: «¡Yahveh es rey!» El orbe está seguro, no vacila; él gobierna a los pueblos rectamente.
Fray Luis Galindo,O.P.