La Palabra del día 21 de junio del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:13 pm
¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!Reflexión. Dios está siempre en nuestra vida, aunque estas no lo percibamos. Él es un Padre amoroso y fuente de toda paternidad.
1. Iniciativa de Jesús. Cerca de la noche, Jesús toma la iniciativa de ir a la otra orilla. Los discípulos le llevan en compañía de otras barcas. El huracán parece afectar sólo a la barca de Jesús; ¿es posible dormir con tal zarandeo, o fue tal su cansancio? Los discípulos están seguros que él puede hacer algo. Manda callar al lago, la naturaleza le obedece. Llama cobardes a sus discípulos que han quedado sobrecogidos de admiración.
2. Nuestra vida. Ésta es como una barca cruzando el mar. A veces navega serena, con el sol y el mar calmado. Pero el sol no siempre es visible, ni el mar siempre sereno. Llega la noche, la tormenta y la barquita es zarandeada y peligra hundirse, el capitán no sabe qué hacer. Son los problemas, sufrimientos y angustias, los demás no parecen afectados. Esta realidad es parte de la vida, del crecimiento, las personas nos construimos así.
3. Una certeza. Creemos que Dios está en nuestra barca. Hay circunstancias en que parece dormir, pero está, no hay lugar al temor. ¿Qué hacer? Seguir remando, buscar estrategias para escapar del peligro, orar, pedirle ayuda, pero no despertarlo, es decir, no desesperarse. No habrá naufragio Él está. Se sufre, pero ¡adelante! Serás capaz de ayudar a otros en sus tempestades, tantos que van contigo en tu barca, primero a tus seres más cercanos.
4. La Iglesia. La barca es la Iglesia navegante en el mar del mundo por 2015 años, embestida por fuertes tempestades: persecución cruenta e incruenta, ideologías, sectas, parlamentos que decretan leyes para desaparecer la fe de las personas. Estamos dentro de esta barca, tenemos que ayudarla a surcar. Tristemente a veces en vez de hacerla avanzar, la paralizamos, la hacemos retroceder o le damos más carga: anti-testimonio y pecado.
5. Jesús está en su Iglesia. Él la fundó, la envió, le advirtió de dificultades, persecuciones y todo tipo de tribulaciones. Le advirtió de traición, abandono, infidelidad al interior de Ella. Pero le prometió su presencia todos los días y le envió una ayuda poderosa para su misión: el Espíritu Santo. Él la guía a lo largo de la historia, por ello la Iglesia no tiene nada a que temer, al contrario, debe seguir adelante con valentía construyendo el Reino en el mundo.
6. La familia. Es otra barquita, su capitán es papá, para quien hoy nuestra especial gratitud. Su misión es delicada y exigente, la familia tiene hoy grandes tempestades: ideología anti-familia que reina y obre todo los problemas. Pero no temas papá, aprende a confiar en Papá Dios, del que recibes el don. Aprende de su paternidad llena de amor, misericordia, delicadeza y ternura. No temas a la tempestad porque Jesús va contigo y no te dejará.
* Gracias Padre por tu presencia amorosa en nuestra vida. Enséñanos a confiar en Ti, a percibir tu presencia sutil, a nunca desesperarnos ante nada, que el creer en ti nos de la certeza que tú no nos abandonas nunca. Ayúdanos a manejar la barca que has puesto en nuestras manos. Bendice hoy a nuestros papás. ¡Feliz día Papá y con nuestros papás!
Primera lectura: Job 38,1.8-11. El Sr habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas?
Salmo 106: Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia. Entraron en naves por el mar, comerciando por las aguas inmensas. Contemplaron las obras de Dios, sus maravillas en el océano. Él habló y levantó un viento tormentoso, que alzaba las olas a lo alto; subían al cielo, bajaban al abismo, el estómago revuelto por el marco. Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Apaciguó la tormenta en suave brisa, y enmudecieron las olas del mar. Se alegraron de aquella bonanza, y él los condujo al ansiado puerto. Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Segunda lectura: 2 Corintios 5,14-17. Hermanos: Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Fray Luis Galindo,O.P.