La Palabra del día 19 de abril del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:05 pm
Se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo.EVANGELIO DEL DOMINGO 19: LUCAS 24,35-48.
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: Paz a vosotros. Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: ¿Tenéis ahí algo de comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.
REFLEXIÓN.
El creyente en Jesucristo ha tenido la experiencia de un encuentro con Él, a su vez, es testigo de su resurrección.
1. Aparición. Jesús ya se había aparecido a los discípulos de Emaús, donde hizo arder su corazón al hablarles de Él en la Escritura y al darse a conocer en el partir el pan. Ahora se hace presente en medio de sus discípulos reunidos y les ofrece su regalo: la Paz. Estos son los modos como Jesús se hace espiritualmente presente a sus discípulos de todos los tiempos: en la Asamblea que se reúne en su nombre, en la Escritura que se proclama en dicha reunión y en la fracción del pan.
2. Incredulidad. Los evangelios muestran a los discípulos varones bastante duros para creer, se resisten no obstante las evidencias. En cambio, las discípulas más fácilmente le creen, tal vez porque le aman más. Ante la incredulidad Jesús condesciende al extremo, les muestra las señales de su pasión, se hace tocar e incluso les pide de comer, para que no crean que es fantasma. Además, les recuerda que ya les había hablado de esto. En efecto, les había anunciado tres veces su pasión, muerte y resurrección.
3. Testigos. A éstos discípulos, no obstante todo, Jesús les confía su misión. Es claro que no son capaces de tal tarea, pero el Señor los capacita abriéndoles el entendimiento y en su momento dándoles el Espíritu Santo, primero comprender la experiencia vivida a la luz de la Escritura y luego para encaminarse por los caminos del mundo predicando la conversión y el perdón de los pecados. Por eso, estamos seguros que la Iglesia no obra meramente humana, sino de Cristo, del Espíritu Santo y de Dios Padre.
- Ese discípulo y discípula hoy somos tú y yo, podemos también experimentar la presencia viva de Jesús y hoy podemos recibir el don de su Paz. Nuestra misión es ser testigos de su resurrección. ¡Ten un feliz domingo!
PRIMERA LECTURA: HECHOS 3,13-15.17-19.
Pedro dijo a la gente: El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.
SALMO 4. HAZ BRILLAR SOBRE NOSOTROS LA LUZ DE TU ROSTRO, SEÑOR. 1º
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración. R. 2º Hay muchos que dicen: ¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros? R. 3º En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R.
SEGUNDA LECTURA: 2 JUAN 2,1-5.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: Yo lo conozco, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Fray Luis Galindo,O.P.