La Palabra del día 09 de agosto del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:19 pm
Nadie puede venir a mi, si no lo trae el Padre que me ha enviado. Y yo le resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos discípulos de Dios. Todo el escucha que lo dice el Padre y aprende, viene a mi. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que viene de Dios: este ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padre comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que viaja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo.Reflexión. Dios es un Padre que provee a sus hijos de todo lo que estos necesitan para su caminar por este mundo.
1. Elías. Es el profeta de la renovación de la Alianza. Su pueblo se había apartado de Dios. Elías está en camino y en un punto desea morir. Pero Dios lo alimenta con pan y agua, con ello recobra las fuerzas y camina 40 días con sus noches hasta el Horeb, el monte de Dios. Allí el Señor había hecho Alianza con su pueblo y le había dado su Ley. En tiempo de Jesús para los judíos la Ley (Palabra) era el alimento espiritual del pueblo.
2. Actualización. Cada uno de nosotros es como Elías, estamos en camino hacia una meta. En nuestra existencia tenemos muchas metas a corto y largo plazo, pero la más importante es llegar al monte de Dios, que es el paraíso, la vida eterna. En el camino experimentamos también el cansancio, las situaciones difíciles, de las que queremos escapar. Pero nos sostiene el Señor con el agua y el pan de su gracia abundante que se nos da en la Iglesia.
3. Pan vivo. No podemos prescindir del Pan vivo, pan de la inmortalidad que es Jesús el Hijo de Dios. Ante él nos jugamos el sentido último de nuestra existencia. En el desierto Dios alimentó a su pueblo con maná, pan terrenal; Jesús se nos da sí mismo, como pan inmortal. Al mismo tiempo el Señor nos pide dos cosas hoy: ser buenos y comprensivos, y tener la capacidad de perdonar a los demás, para así ser sus imitadores.
- En nuestro peregrinar por la vida, el Señor sale a nuestro encuentro y nos provee del pan necesario para el camino, es Jesús el Pan de la Vida. ¡Feliz domingo!
Primera lectura: 1 Reyes 19,4-8. En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y al final se sentó bajo una retama, y se deseó la muerte diciendo: Basta ya, Señor, quítame la vida, pues yo no valgo más que mis padres. Se echo debajo de la retama y se quedó dormido. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: Levántate, come. Miró Elías y vio a su cabecera un pan cocido en las brasas y una jarra de agua. Comió, bebió y volvió a echarse. Pero el ángel del Señor le tocó por segunda vez diciendo: Levántate, come, que el camino es superior a tus fuerzas. Se levantó Elías, comió y bebió, y con la fuerza de aquel alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches, hasta el Horeb, el monte del Señor.
Salmo 33. Gustad y ved qué bueno es el Señor. Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Mi alma se gloría en el Señor: Que los humildes lo escuchen y se alegren. Proclamad conmigo la grandeza del señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles, y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el se acoge a él.
Segunda lectura: Efesios 4,30-5,2. Hermanos: No pongáis triste al Espíritu Santo. Dios os ha marcado con él para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonados unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave olor.
Fray Luis Galindo,O.P.