La Palabra del día 05 de marzo del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:27:58 pm
Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas." Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.""REFLEXIÓN.
Una clave para alcanzar la vida eterna es nunca no ser indiferentes al sufrimiento del prójimo.
1. Parábola. Jesús expone a los fariseos una parábola, en la que muestra el abismo entre un rico, sin nombre y un pobre, llamado Lázaro, que significa “Dios ayuda”. Impresiona el contraste de sus vidas, no es difícil imaginarlo, ya que es una realidad presente en nuestra sociedad: ricos que tienen demasiado y son indiferentes a una muchedumbre de pobres que no tienen lo mínimo para sobrevivir. Primero muere el pobre, y con él muere la posibilidad que rico vaya al seno de Abrahán. Al morir el rico, simplemente fue enterrado. Cuando murió Lázaro, fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
2. Padre - Hijo. En su primera conversación el rico llama a Abrahán Padre; era judío como Lázaro, puesto que conoce a Abrahán; los judíos se consideraban sus hijos. Abrahán también lo reconoce como hijo. Y ahora sí reconoce a lázaro, cuando estaba a su puerta, nunca lo reconoció, y menos atendió a sus necesidades, pero es tarde. Ahora es él, el mendigo que pide ayuda de aquel a quien nunca se la dio. Lázaro le podía ayudar mientras estaba a su puerta, esperando de sus migajas, ahora aunque quiera, nada puede hacer.
3. Insistencia. En su segunda conversación, el rico insiste que Lázaro sea enviado a sus parientes para advertirles y no vengan al infierno. Ahora Lázaro es el único intermediario entre Dios y los ricos, único que puede hacer que Dios ayude. El rico sigue siendo egoísta, no le preocupan los pobres, sino sus hermanos que pueden correr su suerte. Abrahán le señala que tienen la Escritura, ella enseña la justicia, la solidaridad, la caridad, el amor al prójimo, la ayuda a los necesitados que son la llave para entrar en el Reino de los cielos.
4. Arrepentimiento. En su tercera conversación el rico insiste en el envío de Lázaro y habla de algo que en su vida nunca tuvo: arrepentimiento. El rico pide un milagro que no existe: la vuelta a la vida de un muerto. La única resurrección es la de Jesús. Pero Él viene y está entre nosotros, en los humildes, en las víctimas de la injusticia, en los hambrientos, en los sedientos, en los enfermos, etc. Estos son los enviados a los ricos y a todos para que nos ayuden, a alcanzar la vida eterna si no somos indiferentes con ellos.
- Jesús, que es el Lázaro, sigue sentado en nuestras puertas, calles, plazas, hospitales, cárceles, vientres de sus madres, etc. No le seamos indiferentes, para que él nos ayude también al llegar al seno de Abrahán.
JEREMÍAS 17,5-10. Así dice el Señor: "Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto. Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones."
SALMO 1.
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R. Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Fray Luis Galindo,O.P.