La Palabra del día 04 de noviembre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:31 pm
él se volvió y les dijo: Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar.” ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.Reflexión. Jesús en su camino hacia Jerusalén va acompañado de muchas personas. Hoy les habla de la seriedad de ser sus discípulos.
1. Primer lugar. Jesús es Dios, por lo tanto, el primer lugar en los afectos, pensamientos, ideales y proyectos de vida del cristiano ha de ocupar él. Cristo debe tener el espacio más importante en el corazón, antes que cualquier ser querido, incluso antes que uno mismo.
2. Calcular. Las dos parábolas que Jesús cuenta, después de manifestar las exigencias del discipulado, son para mostrar la seria implicancia de ser sus seguidores. Éstos tienen que calcular si de verdad pueden ser auténticos, si van a imitar su vida, seguir su mismo camino y compartir su mismo destino.
- El Señor nos invita a hacer una opción: o nos hacemos sus auténticos discípulos, o nos quedamos en la mediocridad y en el creer por costumbre o por tradición. Si optamos por ser verdaderos cristianos, contamos con la ayuda de su gracia. Ten un feliz día.
Romanos 13,8-10. Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el "no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás" y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.
Salmo Responsorial: 111. Dichoso el que se apiada y presta. Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. R. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. R.
Fray Luis Galindo,O.P.